Ucrania intensifica sus ataques, causando escasez de gas en Rusia y afectando infraestructuras clave de amoníaco

La guerra entre Ucrania y Rusia ha entrado en una fase crítica, con informes que destacan cómo los ataques ucranianos han provocado una significativa escasez de gas en Rusia y han dañado infraestructuras clave para la exportación de amoníaco, vital para el sector agrícola. Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, afirmó que los ataques dirigidos a las instalaciones energéticas rusas han resultado efectivos, causando que Moscú dependa más de las importaciones de combustible, particularmente desde Bielorrusia y China.

El Ministerio de Defensa de Rusia acusó a Ucrania de destruir parte del gasoducto de amoníaco Toliatti-Odesa, lo que representa un daño significativo en las capacidades comerciales de Rusia. Las autoridades rusas informaron que hubo víctimas civiles por posibles intoxicaciones químicas, aunque no se ha confirmado el alcance independiente de estas afirmaciones. Este intercambio de acusaciones y ataques resalta la escalada del conflicto, así como las dificultades de ambos países para asegurar sus recursos.

Zelenski ha declarado que su país tiene planes para proteger su propia infraestructura energética, mientras que Rusia intensifica sus operaciones militares. La dinámica del conflicto se vuelve más compleja y peligrosa, influyendo en el bienestar de la población civil y en los esfuerzos humanitarios, particularmente en lo que respecta a la seguridad alimentaria y los suministros básicos.