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Trump rechaza la idea de suministrar misiles Tomahawk a Ucrania y descarta una guerra con Venezuela

Las recientes declaraciones de Trump generan preocupación respecto a la prolongación del conflicto en Ucrania y la inestabilidad en Venezuela.

Publicado: 3 de noviembre de 2025, 07:36

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reafirmado su postura de no considerar el suministro de misiles Tomahawk a Ucrania, a pesar de las solicitudes del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. Trump ha expresado su preocupación por no escalar el conflicto bélico, insistiendo en que la actual situación en Ucrania no justifica el envío de este armamento. En una reciente declaración, Trump destacó que no está considerando un acuerdo que permita que Ucrania obtenga estos misiles de largo alcance a través de otros países de la OTAN, argumentando que no desea una escalada militar.

En cuanto a la política hacia Venezuela, Trump ha declarado que no cree que Estados Unidos vaya a entrar en guerra con el país, aunque ha eludido confirmar planes concretos para acciones militares. Sus comentarios surgen en un contexto de tensiones relacionadas con el tráfico de drogas e inmigración, generando incertidumbre sobre la intervención estadounidense en la región.

La situación en Ucrania parece estancada, con fuerzas rusas todavía controlando un 20% del territorio. Analistas han señalado que, mientras Rusia prepara sus capacidades nucleares y realiza pruebas de misiles, la guerra podría prolongarse varios años. Trump enfrenta críticas por no actuar decisivamente para resolver el conflicto, a la vez que se dice que las fuerzas rusas están preparándose para una ofensiva constante, mientras Kiev intensifica sus esfuerzos con apoyo internacional para resistir cualquier avance. Refiriéndose al conflicto, se estima que cerca de un millón de víctimas rusas podrían haber resultado del enfrentamiento para el verano de 2025, evidenciando un proceso desgastante para ambos lados que no muestra signos de solución. La prolongación de la guerra podría reconfigurar el mapa geopolítico del continente, con preocupaciones sobre el papel de aliados como China y la presión económica global.