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Tres monjas octogenarias escapan de una residencia en Austria para regresar a su amado convento tras un traslado polémico.
La historia de sor Bernadette, sor Regina y sor Rita resuena con el apoyo de la comunidad que defiende su regreso.
Publicado: 13 de septiembre de 2025, 18:59
Tres monjas octogenarias realizaron un sorprendente escape de una residencia de ancianos en Austria para regresar al convento Kloster Goldenstein, donde pasaron gran parte de sus vidas. Sor Bernadette, de 88 años, sor Regina, de 86, y sor Rita, de 82, desafiaron la decisión del arzobispado de Salzburgo que había ordenado su traslado contra su voluntad. A pesar de las adversidades, con el apoyo de exalumnas y amigos, organizaron su regreso enfrentándose a cerraduras cambiadas.
El convento tiene una larga historia como internado femenino desde 1877 y ha sido un lugar de significativa importancia para muchas generaciones. Aunque las condiciones en el convento actual son difíciles, las monjas expresan su felicidad por estar de vuelta y su frustración por el traslado. La comunidad local las apoya proporcionando alimentos y otros suministros básicos, y sus historias han resonado emocionalmente, destacando su deseo de recuperar ese lugar que consideran su verdadero hogar.
A pesar de la preocupación expresada por el nuevo superior del convento sobre la salud de las monjas, muchas exalumnas defienden su decisión de regresar, argumentando que el convento representa más que un edificio; es un símbolo de una vida dedicada a una comunidad a la que han querido y servido durante décadas.
El convento tiene una larga historia como internado femenino desde 1877 y ha sido un lugar de significativa importancia para muchas generaciones. Aunque las condiciones en el convento actual son difíciles, las monjas expresan su felicidad por estar de vuelta y su frustración por el traslado. La comunidad local las apoya proporcionando alimentos y otros suministros básicos, y sus historias han resonado emocionalmente, destacando su deseo de recuperar ese lugar que consideran su verdadero hogar.
A pesar de la preocupación expresada por el nuevo superior del convento sobre la salud de las monjas, muchas exalumnas defienden su decisión de regresar, argumentando que el convento representa más que un edificio; es un símbolo de una vida dedicada a una comunidad a la que han querido y servido durante décadas.