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Rusia enfrenta un dilema estratégico en el Oriente Medio mientras se desvía la atención de la guerra en Ucrania.

El conflicto Israel-Irán pone en jaque la estabilidad de Rusia y su influencia en la región, al tiempo que se beneficia de la suba en los precios del petróleo.

Publicado: 19 de junio de 2025, 07:42

En el actual escenario de tensión en el Oriente Medio, Rusia se ve en una posición delicada, teniendo que balancear sus intereses estratégicos y económicos en la región. Con el conflicto entre Israel e Irán intensificándose, Moscú observa la situación con atención, ya que las decisiones tomadas podrían impactar su relación con Teherán y su dominio en el mercado energético.

Desde el inicio de los ataques israelíes, Rusia ha condenado las acciones de Israel, pero su respuesta ha sido limitada, evidenciando que no está dispuesta a ofrecer asistencia militar a Irán, lo que resalta la fragilidad de su alianza. A pesar de beneficiarse de un aumento en los precios del petróleo, la percepción de debilidad frente a las acciones israelíes podría dañar su reputación internacional.

Mientras intenta posicionarse como mediador en el conflicto, el Kremlin busca restablecer su relevancia en la política internacional. Sin embargo, el éxito de esta estrategia es incierto ante el temor de perder aliados clave. La situación actual en Oriente Medio puede desviar la atención de la invasión de Ucrania, pero también aumenta la presión sobre Moscú, que debe demostrar fortaleza en un futuro incierto.