Progresista 100%Conservador 0%
Rafael Zornoza: El obispo en el ojo del huracán por acusaciones de abuso y su controvertida gestión en la Iglesia
Las denuncias de pederastia en la diócesis de Getafe se suman a las acusaciones contra el obispo de Cádiz, revelando un patrón de encubrimiento.
Publicado: 16 de noviembre de 2025, 07:37
El obispo de Cádiz, Rafael Zornoza, se encuentra en el centro de una tormenta mediática y eclesial debido a acusaciones de abuso sexual y gestión autoritaria, evidenciando la crisis de confianza dentro de la Iglesia española. Investigaciones han rescatado tanto los casos actuales en su diócesis como su legado de encubrimientos en su tiempo como rector del seminario de Getafe.
Desde 2018, EL PAÍS ha investigado casos de pederastia en la Iglesia, abriendo una base de datos con múltiples denuncias. Zornoza ha sido señalado como figura clave en un sistema que ha permitido a abusadores continuar en función mientras las víctimas enfrentan el silencio. En el escándalo actual, se han documentado al menos seis casos de abuso en Getafe, lo que ha llevado al Vaticano a investigar, rompiendo un ciclo de silencio característico de la Iglesia.
Recientemente, se ha revelado que estos casos no son aislados, sino parte de un patrón de encubrimiento que ha mantenido la diócesis de Getafe durante más de tres décadas. Tres casos más —silenciados, documentados y nunca juzgados públicamente— dibuja un patrón repetido: traslado del agresor, desatención a las víctimas y encubrimiento institucional. Zornoza, desde su rol en la jerarquía, ha estado en el centro de estos casos.
La diócesis ha intentado minimizar las acusaciones, considerándolas falsas, mientras que voces dentro de la Iglesia han comenzado a salir del silencio revelando manipulación y control ejercido por Zornoza. Según la diócesis, “la ausencia de protocolos y directrices” ha hecho que en algunos casos no se gestionen adecuadamente las denuncias. Las críticas a su gestión no solo se centran en las acusaciones actuales, sino que también reflejan un estilo de liderazgo autoritario que ha distanciado a muchos clérigos, afectando gravemente su relación con los colaboradores y causando un desamparo creciente en el clero frente a escándalos que sacuden la institución.
Casos documentados en la diócesis de Getafe incluyen: un sacerdote que fue trasladado después de múltiples denuncias, y otro acusado en una situación de peligro que no se reportó a la justicia. Las víctimas han reclamado que la diócesis maneja su sufrimiento con frialdad, mientras los agresores son protegidos. Organizaciones han comenzado a presionar para que la Iglesia adopte medidas reales para abordar estos problemas, y el propio Zornoza ha sido criticado por su falta de transparencia y por no escuchar a quienes lo rodean. La actual investigación del Vaticano marca un punto de inflexión en esta situación, generando expectativas de justicia para las víctimas.
Desde 2018, EL PAÍS ha investigado casos de pederastia en la Iglesia, abriendo una base de datos con múltiples denuncias. Zornoza ha sido señalado como figura clave en un sistema que ha permitido a abusadores continuar en función mientras las víctimas enfrentan el silencio. En el escándalo actual, se han documentado al menos seis casos de abuso en Getafe, lo que ha llevado al Vaticano a investigar, rompiendo un ciclo de silencio característico de la Iglesia.
Recientemente, se ha revelado que estos casos no son aislados, sino parte de un patrón de encubrimiento que ha mantenido la diócesis de Getafe durante más de tres décadas. Tres casos más —silenciados, documentados y nunca juzgados públicamente— dibuja un patrón repetido: traslado del agresor, desatención a las víctimas y encubrimiento institucional. Zornoza, desde su rol en la jerarquía, ha estado en el centro de estos casos.
La diócesis ha intentado minimizar las acusaciones, considerándolas falsas, mientras que voces dentro de la Iglesia han comenzado a salir del silencio revelando manipulación y control ejercido por Zornoza. Según la diócesis, “la ausencia de protocolos y directrices” ha hecho que en algunos casos no se gestionen adecuadamente las denuncias. Las críticas a su gestión no solo se centran en las acusaciones actuales, sino que también reflejan un estilo de liderazgo autoritario que ha distanciado a muchos clérigos, afectando gravemente su relación con los colaboradores y causando un desamparo creciente en el clero frente a escándalos que sacuden la institución.
Casos documentados en la diócesis de Getafe incluyen: un sacerdote que fue trasladado después de múltiples denuncias, y otro acusado en una situación de peligro que no se reportó a la justicia. Las víctimas han reclamado que la diócesis maneja su sufrimiento con frialdad, mientras los agresores son protegidos. Organizaciones han comenzado a presionar para que la Iglesia adopte medidas reales para abordar estos problemas, y el propio Zornoza ha sido criticado por su falta de transparencia y por no escuchar a quienes lo rodean. La actual investigación del Vaticano marca un punto de inflexión en esta situación, generando expectativas de justicia para las víctimas.