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Paramount y Netflix se enfrentan en una guerra empresarial por Warner Bros, un conflicto que redefine el futuro del entretenimiento y la información.
La puja por Warner plantea importantes cuestiones sobre la concentración mediática y la influencia política en el sector audiovisual.
Publicado: 16 de diciembre de 2025, 19:06
La guerra entre Paramount y Netflix por la adquisición de Warner Bros. Discovery ha escalado hasta convertirse en un conflicto significativo que abarca no solo el entretenimiento, sino también la política y la cultura en la industria audiovisual. Paramount ha realizado una oferta pública de adquisición (OPA) hostil por 108.000 millones de dólares, buscando hacerse con el control total de Warner, que incluye cadenas de televisión como CNN y TBS. Este movimiento se produce en un contexto donde Warner ha expresado su intención de separar su negocio de streaming y producción cinematográfica de sus canales de televisión, lo que deja abierta la puerta a posibles adquisiciones.
Por su parte, Netflix había cerrado previamente un acuerdo para hacerse con parte del negocio de Warner, valorado en 82.700 millones de dólares, lo que ha generado un panorama complejo en donde estas dos gigantes del entretenimiento compiten no solo por activos físicos, sino por la capacidad de influir en la narrativa cultural y política. La posibilidad de que la adquisición caiga en manos de Paramount ha levantado suspicacias en el ámbito político, especialmente por el vínculo de la compañía con figuras vinculadas a Donald Trump, como Jared Kushner.
La batalla no solo se basa en cifras, sino en el valor simbólico que representa el control de CNN, una de las piezas más sensibles del ecosistema informativo estadounidense. Tanto Paramount como Netflix tienen mucho que perder y ganar en este conflicto, que podría reconfigurar el panorama mediático en términos de control de la información y de la influencia política, planteando cuestiones filosóficas sobre quién controla el acceso a la información en una sociedad cada vez más digitalizada.
Por su parte, Netflix había cerrado previamente un acuerdo para hacerse con parte del negocio de Warner, valorado en 82.700 millones de dólares, lo que ha generado un panorama complejo en donde estas dos gigantes del entretenimiento compiten no solo por activos físicos, sino por la capacidad de influir en la narrativa cultural y política. La posibilidad de que la adquisición caiga en manos de Paramount ha levantado suspicacias en el ámbito político, especialmente por el vínculo de la compañía con figuras vinculadas a Donald Trump, como Jared Kushner.
La batalla no solo se basa en cifras, sino en el valor simbólico que representa el control de CNN, una de las piezas más sensibles del ecosistema informativo estadounidense. Tanto Paramount como Netflix tienen mucho que perder y ganar en este conflicto, que podría reconfigurar el panorama mediático en términos de control de la información y de la influencia política, planteando cuestiones filosóficas sobre quién controla el acceso a la información en una sociedad cada vez más digitalizada.