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Nuevos y antiguos robos de joyas reales en Francia: un vistazo a la historia del arte saqueado
El reciente robo en el Museo del Louvre evoca recuerdos de los históricos hurtos de joyas de la Corona francesa.
Publicado: 26 de diciembre de 2025, 11:35
En octubre de 2025, el Museo del Louvre fue escenario de un audaz robo donde cuatro ladrones sustrajeron ocho joyas valoradas en 88 millones de euros. Utilizando un elevador de mudanzas y haciendo pasar por operarios, la operación se desarrolló con sorprendida rapidez, en menos de ocho minutos. Este hecho no solo deja al descubierto las brechas de seguridad en uno de los museos más visitados del mundo, sino que también resuena con el pasado, específicamente con robos históricos como el de las joyas de la Corona de María Antonieta durante la Revolución Francesa.
Ana Trigo, tasadora de arte y autora del libro 'Ladrones de arte', comenta que la actual falta de seguridad en el Louvre es un eco de incidentes pasados. Su libro, que documenta 50 robos célebres, señala que el Louvre ya había experimentado grandes robos, como el infame hurto en 1911 de 'La Gioconda', que fue robada por una falta de vigilancia similar. Trigo opina que existe un mercado clandestino para las joyas robadas, siendo el reciente robo un posible plan coordinado con un comprador ya dispuesto.
Ambas situaciones, aunque separadas por más de dos siglos, revelan un patrón donde el arte y la avaricia han intersectado. Las similitudes en las modus operandi, así como la falta de seguridad, ponen de manifiesto lecciones no aprendidas en la custodia de la riqueza cultural. Así, las historias de las joyas robadas en el Louvre y las de María Antonieta no solo relatan procedimientos delictivos, sino que también plantean una reflexión sobre la fragilidad de la seguridad de los tesoros artísticos.
Ana Trigo, tasadora de arte y autora del libro 'Ladrones de arte', comenta que la actual falta de seguridad en el Louvre es un eco de incidentes pasados. Su libro, que documenta 50 robos célebres, señala que el Louvre ya había experimentado grandes robos, como el infame hurto en 1911 de 'La Gioconda', que fue robada por una falta de vigilancia similar. Trigo opina que existe un mercado clandestino para las joyas robadas, siendo el reciente robo un posible plan coordinado con un comprador ya dispuesto.
Ambas situaciones, aunque separadas por más de dos siglos, revelan un patrón donde el arte y la avaricia han intersectado. Las similitudes en las modus operandi, así como la falta de seguridad, ponen de manifiesto lecciones no aprendidas en la custodia de la riqueza cultural. Así, las historias de las joyas robadas en el Louvre y las de María Antonieta no solo relatan procedimientos delictivos, sino que también plantean una reflexión sobre la fragilidad de la seguridad de los tesoros artísticos.