Progresista 29%Conservador 71%
Michael Randrianirina asume la presidencia interina de Madagascar tras un golpe militar y una crisis de gobierno.
Las fuerzas armadas derrocan al ex presidente Rajoelina, mientras la comunidad internacional condena el levantamiento e insta al respeto por el orden constitucional.
Publicado: 17 de octubre de 2025, 12:19
Michael Randrianirina fue investido como nuevo presidente interino de Madagascar tras un golpe de Estado que terminó con la presidencia de Andry Rajoelina. La ceremonia se llevó a cabo en el Alto Tribunal Constitucional en Antananarivo, donde Randrianirina, líder del Cuerpo de Administración de Personal y Servicios del Ejército, juró su cargo en presencia de altos mandos militares. Este cambio de poder fue resultado de semanas de protestas por parte de la juventud que exigía el fin de la corrupción pública y la renuncia de Rajoelina.
La llegada de Randrianirina ha generado un ambiente mixto, con júbilo en algunos sectores y condena internacional por lo que se considera un cambio inconstitucional de gobierno. A pesar de su intención de formar un consejo de transición que busque una nueva constitución y elecciones, su legitimidad está cuestionada debido al contexto de violencia reciente y la ausencia de apoyo claro de instituciones democráticas. En medio de esta crisis, Madagascar enfrenta serios problemas humanitarios, con una gran parte de la población sufriendo de hambruna extrema.
Randrianirina ha prometido un gobierno civil mayoritario y evitar la represión, aunque su administración es vista con escepticismo por quienes temen el retorno de una militarización más agresiva que afecte la vida diaria de los malgaches.
La llegada de Randrianirina ha generado un ambiente mixto, con júbilo en algunos sectores y condena internacional por lo que se considera un cambio inconstitucional de gobierno. A pesar de su intención de formar un consejo de transición que busque una nueva constitución y elecciones, su legitimidad está cuestionada debido al contexto de violencia reciente y la ausencia de apoyo claro de instituciones democráticas. En medio de esta crisis, Madagascar enfrenta serios problemas humanitarios, con una gran parte de la población sufriendo de hambruna extrema.
Randrianirina ha prometido un gobierno civil mayoritario y evitar la represión, aunque su administración es vista con escepticismo por quienes temen el retorno de una militarización más agresiva que afecte la vida diaria de los malgaches.