Progresista 100%Conservador 0%
Más de 2.500 personas disfrutan del monumental concierto de Mahler en la Abadía de Montserrat por el Mil·lenari
La Orquestra del Liceu, bajo la dirección de Josep Pons, interpreta la conmovedora Segunda Sinfonía de Mahler en un ambiente cargado de simbolismo.
Publicado: 7 de septiembre de 2025, 18:55
La celebración del Mil·lenari de Montserrat tuvo un momento culminante el 6 de septiembre de 2025, cuando más de 2.500 personas asistieron al impactante concierto de la Segunda Sinfonía de Gustav Mahler, conocida como 'Resurrección', interpretada por la Orquestra y el Cor del Gran Teatre del Liceu en la imponente Basílica de Santa María. Dirigida por el maestro Josep Pons, la actuación resonó no solo en el templo, sino también en el alma de los asistentes, quienes pudieron seguir el evento a través de pantallas en el exterior y en directo por el canal de YouTube de Montserrat.
Este evento especial fue marcado por un ambiente de profunda conexión espiritual y cultural, donde la obra maestra de Mahler, que aborda la vida, la muerte y la resurrección, se interpretó en un contexto que impulsa la memoria colectiva y la tradición musical de Cataluña. Unas 400 personas se encontraban dentro de la basílica mientras que unas 1.300 asistieron en el exterior, transformando el espacio en un lugar de encuentro entre la música y la comunidad.
El director Josep Pons, quien creció como monaguillo en Montserrat, trajo a la vida la complejidad de la sinfonía con su interpretación, destacando la emotividad de los solistas como Katharina Konradi y Ekaterina Gubanova, quienes, junto con el Cor del Gran Teatre, entregaron una representación cuidada y llena de matices. La música se desarrolló en un ambiente que elevó la experiencia sensorial de los oyentes, factor destacado por la crítica que elogió la acústica del lugar y la capacidad de los músicos para conectar con el público.
Este evento especial fue marcado por un ambiente de profunda conexión espiritual y cultural, donde la obra maestra de Mahler, que aborda la vida, la muerte y la resurrección, se interpretó en un contexto que impulsa la memoria colectiva y la tradición musical de Cataluña. Unas 400 personas se encontraban dentro de la basílica mientras que unas 1.300 asistieron en el exterior, transformando el espacio en un lugar de encuentro entre la música y la comunidad.
El director Josep Pons, quien creció como monaguillo en Montserrat, trajo a la vida la complejidad de la sinfonía con su interpretación, destacando la emotividad de los solistas como Katharina Konradi y Ekaterina Gubanova, quienes, junto con el Cor del Gran Teatre, entregaron una representación cuidada y llena de matices. La música se desarrolló en un ambiente que elevó la experiencia sensorial de los oyentes, factor destacado por la crítica que elogió la acústica del lugar y la capacidad de los músicos para conectar con el público.