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Más de 122 millones de personas viven desplazadas en el mundo debido a conflictos armados y violencia, según nuevo informe de ACNUR

Las guerras en Sudán, Siria, Afganistán y Ucrania son los principales responsables de la crisis de desplazamiento forzado a nivel global.

Publicado: 12 de junio de 2025, 12:46

El último informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) revela que más de 122 millones de personas viven actualmente desplazadas de sus hogares en todo el mundo, una cifra que ha aumentado un 1.7% respecto al año anterior y que se estima que podría ser de hasta 123 millones de personas si se consideran las cifras más recientes publicados hasta finales de abril de 2025. Sudán se ha convertido en el país con el mayor número de desplazados, superando a Siria, acumulando 14,3 millones de personas forzadas a huir, mientras que Afganistán y Ucrania también están en la lista de países con un alto número de desplazados, con 10,3 y 8,8 millones respectivamente.

El informe destaca que la crisis en Sudán ha generado una situación humanitaria extrema y que la ayuda humanitaria se ha visto significativamente afectada por recortes en el financiamiento. A pesar de estos retos, se estima que varios millones de personas han regresado a sus hogares, incluyendo 1,6 millones de refugiados de Siria, lo que representa la cifra más alta de retornos en más de dos décadas, aunque muchos lo han hecho en condiciones inadecuadas, lo que plantea preocupaciones sobre la dignidad del proceso. Los desplazados forzosos a menudo no cruzan fronteras, y la mayoría encuentra refugio en países en desarrollo, donde el 67% de los refugiados son acogidos por naciones vecinas, lo que aumenta la necesidad de apoyo internacional.

ACNUR enfatiza la necesidad de un mayor compromiso para abordar la crisis de desplazamiento forzado y buscar soluciones duraderas, haciendo un llamado a redoblar esfuerzos para encontrar la paz y proteger a los refugiados y a aquellos obligados a huir de sus hogares. En este contexto, el informe también indica que la duración del desplazamiento se ha prolongado significativamente y que el número de refugiados y desplazados internos se ha casi duplicado en la última década, mientras que el financiamiento humanitario se ha mantenido casi constante, lo que genera un escenario insostenible ante el creciente sufrimiento de los civiles y la falta de asistencia adecuada.