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"Los domingos" de Alauda Ruiz de Azúa: Un nuevo filme que explora la fe, la familia y las elecciones de vida en la sociedad actual.
La película ganadora de la Concha de Oro del Festival de San Sebastián aborda las complejidades de la religión y la adolescencia.
Publicado: 24 de octubre de 2025, 06:42
"Los domingos", la última película de Alauda Ruiz de Azúa, se estrena hoy y ha sido reconocida con la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián. La trama gira en torno a Ainara, una adolescente que desea convertirse en monja de clausura, lo que provoca una intensa dinámica familiar. Esta historia aborda temas de fe, religión y la búsqueda de identidad en un contexto donde la espiritualidad se encuentra con el escepticismo.
Los personajes, como el padre de Ainara y su tía, representan posturas diversas hacia la religión, aportando al debate sobre la fe y las relaciones humanas. La película invita a los espectadores a reflexionar sobre sus propias creencias y la importancia de la tolerancia y el entendimiento entre diferentes modos de ver la vida y la religión. Alauda Ruiz de Azúa, la directora, comentó sobre su interés en la historia, que nació a partir de la experiencia de una joven que sintió una vocación religiosa, lo que la llevó a investigar más sobre el tema. La cineasta, que se identifica como "no creyente", declara que su objetivo es presentar una narrativa honesta y sin censura sobre estos temas, promoviendo una conversación sobre las diferencias en la relación con la espiritualidad, especialmente entre generaciones.
Asegura que su intención no es ser paternalista ni imponer una opinión, sino más bien generar un espacio para que el espectador elabore su propio pensamiento respecto a las creencias y la religión. El filme también plantea una dualidad en las relaciones familiares, presentando el amor terrenal y el amor divino, así como las presiones que pueden ejercerse sobre los jóvenes en sus decisiones.
La actriz Blanca Soroa, quien interpreta a Ainara, se ha hecho un nombre tras superar a 600 candidatas para el papel. Durante una entrevista, destacó cómo su experiencia en la audición y el proceso de documentación la ayudaron a comprender mejor su personaje y la realidad de muchas adolescentes con una vocación religiosa. La película promete no solo ser un reflejo de la familia y la creencia, sino también una exploración de la identidad juvenil en la actualidad, lo que añade una capa de relevancia al debate cultural sobre espiritualidad en un mundo cada vez más escéptico.
Los personajes, como el padre de Ainara y su tía, representan posturas diversas hacia la religión, aportando al debate sobre la fe y las relaciones humanas. La película invita a los espectadores a reflexionar sobre sus propias creencias y la importancia de la tolerancia y el entendimiento entre diferentes modos de ver la vida y la religión. Alauda Ruiz de Azúa, la directora, comentó sobre su interés en la historia, que nació a partir de la experiencia de una joven que sintió una vocación religiosa, lo que la llevó a investigar más sobre el tema. La cineasta, que se identifica como "no creyente", declara que su objetivo es presentar una narrativa honesta y sin censura sobre estos temas, promoviendo una conversación sobre las diferencias en la relación con la espiritualidad, especialmente entre generaciones.
Asegura que su intención no es ser paternalista ni imponer una opinión, sino más bien generar un espacio para que el espectador elabore su propio pensamiento respecto a las creencias y la religión. El filme también plantea una dualidad en las relaciones familiares, presentando el amor terrenal y el amor divino, así como las presiones que pueden ejercerse sobre los jóvenes en sus decisiones.
La actriz Blanca Soroa, quien interpreta a Ainara, se ha hecho un nombre tras superar a 600 candidatas para el papel. Durante una entrevista, destacó cómo su experiencia en la audición y el proceso de documentación la ayudaron a comprender mejor su personaje y la realidad de muchas adolescentes con una vocación religiosa. La película promete no solo ser un reflejo de la familia y la creencia, sino también una exploración de la identidad juvenil en la actualidad, lo que añade una capa de relevancia al debate cultural sobre espiritualidad en un mundo cada vez más escéptico.