Progresista 84.5%Conservador 15.5%
La victoria del bloque de centroizquierda en las elecciones noruegas resalta el ascenso del xenófobo Partido del Progreso
A pesar de la consolidación del centroizquierda, la derecha registra un notable aumento en su apoyo electoral.
Publicado: 9 de septiembre de 2025, 06:42
En las elecciones legislativas celebradas en Noruega, el bloque de centroizquierda, liderado por el primer ministro laborista Jonas Gahr Støre, ha conseguido una importante victoria, obteniendo un 49,3% de los votos. Con el 99% de los votos escrutados, el bloque de centroizquierda ha logrado 89 escaños, superando en dos a la cifra que marca la mayoría absoluta en el Parlamento noruego. La oposición de derecha, encabezada por el Partido del Progreso (Frp), logró un notable ascenso, alcanzando el 24% y consolidándose como la fuerza dominante dentro del bloque opositor, representando un aumento significativo respecto a las elecciones anteriores.
El Partido Laborista se ha fortalecido con un 28,2% de los sufragios, lo que supone una leve mejora respecto al 26,2% que obtuvo en 2021, pero que aún está por debajo de las expectativas iniciales tras la repesca del ex primer ministro Jens Stoltenberg como ministro de Finanzas. Sin embargo, necesitará establecer alianzas para formar un gobierno funcional. La campaña electoral estuvo marcada por preocupaciones sobre el aumento de los precios y culminó con una participación electoral superior al 78%. A pesar del triunfo del bloque gubernamental, el premier Støre ha subrayado la necesidad de gestionar bien la situación actual, llena de desafíos globales, y ha declarado que esta victoria es “una señal para fuera de Noruega de que la socialdemocracia también puede ganar pese a la ola de la derecha”.
El ascenso del Partido del Progreso es significativo, atrayendo votantes descontentos con el Partido Conservador, que obtuvo solo el 14,6%, su resultado más bajo en más de dos décadas, lo que confirma una tendencia de pérdida de apoyo para los conservadores frente a los ultra derechistas. Como resultado, el Partido del Progreso pasó a ser la segunda fuerza política del país y se quedó a solo tres escaños de poder liderar una coalición de gobierno. A pesar de su éxito, la líder del FRP, Sylvi Listhaug, anticipó que enfrentarán un gobierno mayoritariamente de izquierda en el futuro cercano. Listhaug ha celebrado el resultado, que representa el mejor en la historia del partido, pero advierte sobre los "cuatro duros años" que se avecinan con el nuevo gobierno de izquierdas. Estos resultados sugieren una futura lucha por el equilibrio de poder entre los bloques en el parlamento, ya que los analistas prevén que el Partido Laborista deberá apoyarse en pequeñas formaciones de centroizquierda, que han establecido condiciones difíciles para su colaboración.
El hecho de que el Partido del Progreso haya cosechado casi una cuarta parte de los votos y haya duplicado su representación en el Parlamento es un claro indicativo del cambio de las tendencias políticas en Noruega, un país que, a diferencia de otros en Europa, ha experimentado una evolución de la ultraderecha de manera más temprana. En este contexto, la ultraderecha se ha fortalecido a expensas del Partido Conservador, que ha sido incapaz de presentarse como una oposición clara ante el auge del populismo de derechas.
El Partido Laborista se ha fortalecido con un 28,2% de los sufragios, lo que supone una leve mejora respecto al 26,2% que obtuvo en 2021, pero que aún está por debajo de las expectativas iniciales tras la repesca del ex primer ministro Jens Stoltenberg como ministro de Finanzas. Sin embargo, necesitará establecer alianzas para formar un gobierno funcional. La campaña electoral estuvo marcada por preocupaciones sobre el aumento de los precios y culminó con una participación electoral superior al 78%. A pesar del triunfo del bloque gubernamental, el premier Støre ha subrayado la necesidad de gestionar bien la situación actual, llena de desafíos globales, y ha declarado que esta victoria es “una señal para fuera de Noruega de que la socialdemocracia también puede ganar pese a la ola de la derecha”.
El ascenso del Partido del Progreso es significativo, atrayendo votantes descontentos con el Partido Conservador, que obtuvo solo el 14,6%, su resultado más bajo en más de dos décadas, lo que confirma una tendencia de pérdida de apoyo para los conservadores frente a los ultra derechistas. Como resultado, el Partido del Progreso pasó a ser la segunda fuerza política del país y se quedó a solo tres escaños de poder liderar una coalición de gobierno. A pesar de su éxito, la líder del FRP, Sylvi Listhaug, anticipó que enfrentarán un gobierno mayoritariamente de izquierda en el futuro cercano. Listhaug ha celebrado el resultado, que representa el mejor en la historia del partido, pero advierte sobre los "cuatro duros años" que se avecinan con el nuevo gobierno de izquierdas. Estos resultados sugieren una futura lucha por el equilibrio de poder entre los bloques en el parlamento, ya que los analistas prevén que el Partido Laborista deberá apoyarse en pequeñas formaciones de centroizquierda, que han establecido condiciones difíciles para su colaboración.
El hecho de que el Partido del Progreso haya cosechado casi una cuarta parte de los votos y haya duplicado su representación en el Parlamento es un claro indicativo del cambio de las tendencias políticas en Noruega, un país que, a diferencia de otros en Europa, ha experimentado una evolución de la ultraderecha de manera más temprana. En este contexto, la ultraderecha se ha fortalecido a expensas del Partido Conservador, que ha sido incapaz de presentarse como una oposición clara ante el auge del populismo de derechas.