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La viceprimera ministra británica Angela Rayner enfrenta presión política tras admitir irregularidades en impuestos de su vivienda
Angela Rayner asegura haber sido mal asesorada, mientras el líder laborista Keir Starmer expresa su apoyo en medio de la polémica.
Publicado: 3 de septiembre de 2025, 20:21
Angela Rayner, la viceprimera ministra británica, se encuentra bajo presión tras admitir que no pagó los impuestos correspondientes a la compra de un departamento en Hove, lo que podría poner en peligro su posición en el Gobierno. Atribuyó su error a un asesoramiento inexacto de sus abogados y ha manifestado su disposición a pagar lo que debe a las autoridades fiscales. El primer ministro Keir Starmer ha salido en su defensa, enfatizando que Rayner es una compañera de honor en su Gabinete, mientras la oposición conservadora exige su dimisión por considerarla inaceptable en su cargo.
Rayner, que también es ministra de Vivienda, enfrentó este escándalo tras ahorrar alrededor de 50.000 euros en impuestos de transmisión patrimonial. Aunque ha reconocido el malentendido fiscal, no ha contemplado la dimisión, pero sí expresó estar en estado de shock. La historia de Rayner, que proviene de un entorno desfavorecido y fue madre soltera a una edad temprana, resuena entre los votantes de clases trabajadoras, lo que añade un matiz a la controversia en la que se encuentra inmersa, especialmente en un momento de creciente desafío por parte de la ultraderecha.
El desenlace de esta situación podría redefinir el rumbo del Partido Laborista, ya que Rayner es vista como una potencial sucesora de Starmer. La resolución de este escándalo no solo impactará en la política interna, sino también en la percepción pública sobre la capacidad del Gobierno para manejar crisis, mientras el partido enfrenta críticas y cuestionamientos sobre su competencia en un entorno cargado de incertidumbres políticas.
Rayner, que también es ministra de Vivienda, enfrentó este escándalo tras ahorrar alrededor de 50.000 euros en impuestos de transmisión patrimonial. Aunque ha reconocido el malentendido fiscal, no ha contemplado la dimisión, pero sí expresó estar en estado de shock. La historia de Rayner, que proviene de un entorno desfavorecido y fue madre soltera a una edad temprana, resuena entre los votantes de clases trabajadoras, lo que añade un matiz a la controversia en la que se encuentra inmersa, especialmente en un momento de creciente desafío por parte de la ultraderecha.
El desenlace de esta situación podría redefinir el rumbo del Partido Laborista, ya que Rayner es vista como una potencial sucesora de Starmer. La resolución de este escándalo no solo impactará en la política interna, sino también en la percepción pública sobre la capacidad del Gobierno para manejar crisis, mientras el partido enfrenta críticas y cuestionamientos sobre su competencia en un entorno cargado de incertidumbres políticas.