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La situación del hotel Algarrobico se complica con el recurso de la promotora y las tensiones políticas entre Junta y Gobierno
Azata del Sol frena la expropiación del hotel ilegal en Almería, mientras la Junta plantea un pacto que no se ha ejecutado
Publicado: 3 de agosto de 2025, 11:51
La saga del hotel Algarrobico, un símbolo del urbanismo desbocado en la costa almeriense, continúa enredándose en un laberinto legal y político. Azata del Sol, la promotora del macrohotel ilegal, presentó un recurso de alzada justo antes de que venciera el plazo para formalizar la expropiación necesaria para demoler el edificio. Este recurso deja en suspenso el procedimiento de expropiación durante tres meses, dificultando la planificación del Gobierno para derribar la estructura este año.
Desde 2006, las obras de construcción del hotel se paralizaron, y aunque el Gobierno central y la Junta de Andalucía habían acordado su demolición desde 2011, el hotel sigue en pie. La falta de cumplimiento de acuerdos previos ha generado un clima de desconfianza entre administraciones. Recientemente, el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, propuso un nuevo acuerdo con el Gobierno central, estrategia criticada como maniobra para posponer la demolición.
Las críticas hacia la gestión de esta crisis no cesan. Tanto la oposición como las organizaciones ecologistas han señalado la falta de acción concreta y la persistencia de la estructura a pesar de las declaraciones de intenciones. A falta de concretar la iniciativa de demolición, el tiempo parece jugar en contra de la credibilidad de las promesas políticas, dejando al Algarrobico como un símbolo de lo que muchos consideran un fracaso legislativo y administrativo en la protección del medio ambiente.
Desde 2006, las obras de construcción del hotel se paralizaron, y aunque el Gobierno central y la Junta de Andalucía habían acordado su demolición desde 2011, el hotel sigue en pie. La falta de cumplimiento de acuerdos previos ha generado un clima de desconfianza entre administraciones. Recientemente, el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, propuso un nuevo acuerdo con el Gobierno central, estrategia criticada como maniobra para posponer la demolición.
Las críticas hacia la gestión de esta crisis no cesan. Tanto la oposición como las organizaciones ecologistas han señalado la falta de acción concreta y la persistencia de la estructura a pesar de las declaraciones de intenciones. A falta de concretar la iniciativa de demolición, el tiempo parece jugar en contra de la credibilidad de las promesas políticas, dejando al Algarrobico como un símbolo de lo que muchos consideran un fracaso legislativo y administrativo en la protección del medio ambiente.