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La prohibición de banderas palestinas en colegios madrileños genera controversia y críticas a Ayuso
La Comunidad de Madrid enfrenta fuertes críticas por su decisión de eliminar símbolos de apoyo a Gaza en las aulas.
Publicado: 17 de septiembre de 2025, 12:14
En los últimos días, la Comunidad de Madrid ha desatado una intensa controversia al ordenar a varios colegios la eliminación de cualquier símbolo de apoyo a Palestina, lo que ha llevado a múltiples reacciones dentro de la comunidad educativa y la política española. Estudiantes de centros afectados han denunciado la "hipocresía" del Gobierno regional, comparando la situación con la necesidad de ser "neutro" durante el Holocausto. La plataforma Marea Palestina ha denunciado que, desde la Consejería de Educación, se están realizando inspecciones para retirar banderas y otras muestras de apoyo a Gaza, en medio de un contexto de violencia creciente en la región, donde se han reportado cerca de 65.000 muertes como consecuencia de la ofensiva israelí.
A pesar de las acusaciones de censura y las denuncias de vulneración de la libertad de cátedra, desde el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso se ha desestimado la existencia de estas instrucciones generales, argumentando que los colegios deben ser "absolutamente apolíticos". La presidenta Ayuso ha negado personalmente haber dado tales instrucciones, enfatizando que las comunicaciones sobre la supresión de simbología son generales y respondían solo a evitar actividades políticas en los colegios. Sin embargo, las protestas y asambleas organizadas por el profesorado que apoya a Marea Palestina han ganado atención mediática y destacan una aprehensión notable hacia esta directriz.
El rechazo de la comunidad educativa es notable, en particular entre docentes que han expresado su intención de tomar acciones legales contra la Administración, calificando la prohibición como una violación de los derechos fundamentales. Las críticas se han intensificado en el ámbito político, donde varios líderes de partidos de oposición han llamado a Ayuso "embajadora del genocidio", destacando la incongruencia en sus políticas hacia diferentes conflictos internacionales. La ministra de Infancia y Juventud, Sira Rego, ha apoyado a los estudiantes argumentando que sus acciones son un eco mundial contra el genocidio, y ha instado a continuar con sus propuestas de paz. La controversia se intensifica a medida que coinciden las inquietudes educativas y las reacciones políticas a la gestión del conflicto en Gaza, alimentando un debate arduo sobre la libertad de expresión en las aulas y el papel de la educación en momentos de crisis.
A pesar de las acusaciones de censura y las denuncias de vulneración de la libertad de cátedra, desde el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso se ha desestimado la existencia de estas instrucciones generales, argumentando que los colegios deben ser "absolutamente apolíticos". La presidenta Ayuso ha negado personalmente haber dado tales instrucciones, enfatizando que las comunicaciones sobre la supresión de simbología son generales y respondían solo a evitar actividades políticas en los colegios. Sin embargo, las protestas y asambleas organizadas por el profesorado que apoya a Marea Palestina han ganado atención mediática y destacan una aprehensión notable hacia esta directriz.
El rechazo de la comunidad educativa es notable, en particular entre docentes que han expresado su intención de tomar acciones legales contra la Administración, calificando la prohibición como una violación de los derechos fundamentales. Las críticas se han intensificado en el ámbito político, donde varios líderes de partidos de oposición han llamado a Ayuso "embajadora del genocidio", destacando la incongruencia en sus políticas hacia diferentes conflictos internacionales. La ministra de Infancia y Juventud, Sira Rego, ha apoyado a los estudiantes argumentando que sus acciones son un eco mundial contra el genocidio, y ha instado a continuar con sus propuestas de paz. La controversia se intensifica a medida que coinciden las inquietudes educativas y las reacciones políticas a la gestión del conflicto en Gaza, alimentando un debate arduo sobre la libertad de expresión en las aulas y el papel de la educación en momentos de crisis.