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La primera huelga general en 12 años en Portugal contra la reforma laboral del Gobierno une a los sindicatos en la protesta
La convocatoria de CGTP y UGT evoca recuerdos de austeridad durante la crisis y critica el debilitamiento de derechos laborales fundamentales.
Publicado: 12 de diciembre de 2025, 19:48
Este 11 de diciembre, Portugal vivió su primera huelga general en 12 años, motivada por la reforma laboral propuesta por el Gobierno de Luís Montenegro. Este el undécimo paro general en 51 años de democracia, y destaca por la unión de los sindicatos CGTP y UGT, quienes no habían realizado una huelga conjunta desde 2013.
La reforma laboral en discusión ha suscitado una fuerte oposición entre los sindicatos, que argumentan que facilita el despido y desregula los horarios de trabajo. En Lisboa, se programaron grandes marchas y otras manifestaciones en ciudades como Oporto, Braga y Évora. Los servicios de transporte público se vieron gravemente interrumpidos, mientras que los aeropuertos cancelaron más de 40 vuelos. La jornada de huelga inicial podría extenderse, ya que algunos sindicatos de la función pública ya han anunciado nuevas movilizaciones para el 12 de diciembre.
La respuesta a la actual situación laboral en Portugal refleja una desconfianza profunda hacia un Gobierno que, según los críticos, utiliza el pretexto del desarrollo económico para justificar medidas que socavan los derechos de los trabajadores.
La reforma laboral en discusión ha suscitado una fuerte oposición entre los sindicatos, que argumentan que facilita el despido y desregula los horarios de trabajo. En Lisboa, se programaron grandes marchas y otras manifestaciones en ciudades como Oporto, Braga y Évora. Los servicios de transporte público se vieron gravemente interrumpidos, mientras que los aeropuertos cancelaron más de 40 vuelos. La jornada de huelga inicial podría extenderse, ya que algunos sindicatos de la función pública ya han anunciado nuevas movilizaciones para el 12 de diciembre.
La respuesta a la actual situación laboral en Portugal refleja una desconfianza profunda hacia un Gobierno que, según los críticos, utiliza el pretexto del desarrollo económico para justificar medidas que socavan los derechos de los trabajadores.