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La política migratoria en EE.UU. y España: cómo la desinformación deportiva se convierte en arma electoral
Desde el cierre de Gobierno en EE.UU. hasta la reciente declaración del Partido Popular en España, la inmigración se convierte en un tópico candente.
Publicado: 2 de octubre de 2025, 11:55
En un contexto político marcado por crisis y polarización, el manejo del discurso migratorio se convierte en un tema recurrente tanto en Estados Unidos como en España. Recientemente, el vicepresidente estadounidense JD Vance hizo declaraciones acusando a los demócratas del cierre del Gobierno al afirmar que intentaban desviar fondos públicos, sugiriendo que había un enfoque en financiar atenciones médicas para migrantes sin papeles. A pesar de que la ley estadounidense prohíbe que estos migrantes reciban dichas prestaciones, Vance utilizó esta narrativa para incentivar la polarización política y movilizar seguidores al apuntar hacia el enemigo habitual: los inmigrantes.
Por otro lado, en España, Alberto Núñez Feijóo del Partido Popular también optó por un enfoque polémico al hablar sobre la inmigración en la reciente Declaración de Murcia, en la cual propuso un sistema de visado por puntos, lo que despertó críticas por su connotación de xenofobia y distinción cultural. Aunque dicho sistema busca regular la inmigración de una manera estructurada, la retórica sugiere que se está priorizando a quienes se asemejan culturalmente a la población española, lo que resulta en desprecio hacia otros colectivos migrantes.
Ambos discursos se alinean bajo una estrategia común: utilizar la narración de la inmigración como un campo de batalla electoral que perpetúa una narrativa de miedo, donde se culpa a los migrantes por problemas estructurales recientes. En lugar de abordar las dificultades sistémicas que contribuyen a la pobreza y exclusión, se les utiliza como distracción, desviando la atención de las verdaderas causas de las crisis sociales y económicas.
Por otro lado, en España, Alberto Núñez Feijóo del Partido Popular también optó por un enfoque polémico al hablar sobre la inmigración en la reciente Declaración de Murcia, en la cual propuso un sistema de visado por puntos, lo que despertó críticas por su connotación de xenofobia y distinción cultural. Aunque dicho sistema busca regular la inmigración de una manera estructurada, la retórica sugiere que se está priorizando a quienes se asemejan culturalmente a la población española, lo que resulta en desprecio hacia otros colectivos migrantes.
Ambos discursos se alinean bajo una estrategia común: utilizar la narración de la inmigración como un campo de batalla electoral que perpetúa una narrativa de miedo, donde se culpa a los migrantes por problemas estructurales recientes. En lugar de abordar las dificultades sistémicas que contribuyen a la pobreza y exclusión, se les utiliza como distracción, desviando la atención de las verdaderas causas de las crisis sociales y económicas.