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La policía francesa detiene a dos sospechosos del robo de joyas en el Louvre, un atraco histórico con implicaciones graves.
Los detenidos, con antecedentes criminales, presuntamente formaban parte de un grupo que robó piezas valoradas en 88 millones de euros.
Publicado: 27 de octubre de 2025, 07:45
La policía francesa ha arrestado a dos hombres sospechosos de estar involucrados en el audaz robo ocurrido en el Museo del Louvre, donde se sustrajeron ocho joyas de la Corona francesa, valoradas en 88 millones de euros. Este delito, uno de los más impactantes en la historia reciente del museo, generó una ola de indignación en Francia, donde la seguridad del emblemático museo ha sido cuestionada.
Los arrestos se llevaron a cabo el 26 de octubre, apenas una semana después del robo. Los detenidos, identificados como hombres de unos 30 años y con antecedentes por robos similares, fueron interceptados en momentos claves mientras intentaban huir del país. Uno de ellos fue capturado en el aeropuerto Charles de Gaulle, justo cuando se disponía a tomar un vuelo a Argel, y el otro fue arrestado en Aubervilliers, planeando escapar a Malí. Ambos están bajo custodia policial sospechosos de "robo en banda organizada". La fiscal Laure Beccuau expresó preocupación por la filtración de información a los medios, lo cual podría complicar la recuperación de las joyas y la identificación de cómplices que aún permanecen en libertad. La Fiscalía confirmó que los detenidos formaban parte de un grupo de cuatro personas implicadas en el robo y que se hallaron trazas de su ADN en la escena del crimen, siendo este un elemento crucial para su identificación. La seguridad del Louvre ha sido criticada, dada la audaz forma en que los ladrones accedieron al museo durante horas de apertura.
Además, la investigación ha determinado que el ADN encontrado en la escena del crimen fue crucial para identificar a los sospechosos. Más de 150 muestras fueron recogidas y analizadas, lo que permitió a las autoridades encontrar a estos individuos ya conocidos por las fuerzas del orden. Aunque los investigadores están trabajando sin descanso, hasta el momento, el paradero de las joyas sigue siendo un misterio. Ante la crisis de seguridad resultante del robo, el Ministerio de Cultura francés ha ordenado el refuerzo de medidas en todos los museos nacionales. Las joyas sustraídas han sido valoradas en 88 millones de euros, aunque desde el gobierno francés consideran que su valor patrimonial es incalculable y, como medida de precaución, algunas piezas han sido trasladadas al Banco de Francia para su salvaguarda. La audacia del atraco ha llevado a calificarlo como "el robo del siglo", lo que ha incrementado la presión sobre las autoridades para recuperar las joyas y desmantelar redes criminales.
Los arrestos se llevaron a cabo el 26 de octubre, apenas una semana después del robo. Los detenidos, identificados como hombres de unos 30 años y con antecedentes por robos similares, fueron interceptados en momentos claves mientras intentaban huir del país. Uno de ellos fue capturado en el aeropuerto Charles de Gaulle, justo cuando se disponía a tomar un vuelo a Argel, y el otro fue arrestado en Aubervilliers, planeando escapar a Malí. Ambos están bajo custodia policial sospechosos de "robo en banda organizada". La fiscal Laure Beccuau expresó preocupación por la filtración de información a los medios, lo cual podría complicar la recuperación de las joyas y la identificación de cómplices que aún permanecen en libertad. La Fiscalía confirmó que los detenidos formaban parte de un grupo de cuatro personas implicadas en el robo y que se hallaron trazas de su ADN en la escena del crimen, siendo este un elemento crucial para su identificación. La seguridad del Louvre ha sido criticada, dada la audaz forma en que los ladrones accedieron al museo durante horas de apertura.
Además, la investigación ha determinado que el ADN encontrado en la escena del crimen fue crucial para identificar a los sospechosos. Más de 150 muestras fueron recogidas y analizadas, lo que permitió a las autoridades encontrar a estos individuos ya conocidos por las fuerzas del orden. Aunque los investigadores están trabajando sin descanso, hasta el momento, el paradero de las joyas sigue siendo un misterio. Ante la crisis de seguridad resultante del robo, el Ministerio de Cultura francés ha ordenado el refuerzo de medidas en todos los museos nacionales. Las joyas sustraídas han sido valoradas en 88 millones de euros, aunque desde el gobierno francés consideran que su valor patrimonial es incalculable y, como medida de precaución, algunas piezas han sido trasladadas al Banco de Francia para su salvaguarda. La audacia del atraco ha llevado a calificarlo como "el robo del siglo", lo que ha incrementado la presión sobre las autoridades para recuperar las joyas y desmantelar redes criminales.