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La OTAN acuerda aumentar el gasto en defensa al 5% del PIB: implicaciones para España y la dependencia de EE.UU.
Los líderes de la Alianza condicionan el gasto militar a la inestabilidad geopolítica y a presiones políticas, especialmente de Estados Unidos.
Publicado: 29 de junio de 2025, 07:04
Durante la reciente cumbre de la OTAN en La Haya, se acordó que los 32 países miembros aumentarán su gasto en defensa al 5% del PIB para 2035, en respuesta a la creciente inestabilidad geopolítica en Europa y las presiones del presidente de EE.UU., Donald Trump. De este aumento, al menos un 3,5% se destinará a necesidades básicas de defensa, mientras que el restante 1,5% será para seguridad e infraestructura crítica.
Las diferentes interpretaciones sobre la capacidad de los países para cumplir con este objetivo han sido motivo de debate. El presidente español, Pedro Sánchez, afirmó que España podría cumplir con un gasto del 2,1%, insuficiente según el secretario general de la OTAN, quien sugirió al menos un 3,5%. Trump mostró escepticismo sobre el compromiso de España, sugiriendo que el país acabará cumpliendo con el objetivo del 5%.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha reclamado una normativa europea que permita agilizar la aprobación de los programas para incrementar las capacidades de defensa, destacando que la burocracia está ralentizando este proceso. Robles defendió que, a pesar de la presión, la industria del sector no tiene capacidad para absorber la carga financiera que supone un incremento del 5% y argumentó que el cumplimiento del 2% es lo que España puede gestionar en la actualidad. Además, confirmó que el Consejo de Ministros pronto aprobará el techo de gasto para 16 nuevos Programas Especiales de Modernización, que incluyen inversiones significativas en el nuevo sistema de defensa antiaérea y en la adquisición de aviones entrenadores Hürjet turcos.
Expertos en defensa han cuestionado la naturaleza no vinculante del acuerdo, sugiriendo que su incumplimiento podría generar presiones políticas y afectar la influencia de los países dentro de la OTAN. Julio Guinea, profesor de Derecho de la Unión Europea, enfatizó que aunque el acuerdo establecido por la OTAN es un compromiso político y no jurídicamente vinculante, incumplirlo podría tener fuertes repercusiones políticas y reputacionales para los estados miembros. Algunos líderes ven el aumento como necesario, mientras que otros temen que invertir en un 5% del PIB no sea sostenible, especialmente en el contexto de la guerra en Ucrania.
Las diferentes interpretaciones sobre la capacidad de los países para cumplir con este objetivo han sido motivo de debate. El presidente español, Pedro Sánchez, afirmó que España podría cumplir con un gasto del 2,1%, insuficiente según el secretario general de la OTAN, quien sugirió al menos un 3,5%. Trump mostró escepticismo sobre el compromiso de España, sugiriendo que el país acabará cumpliendo con el objetivo del 5%.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha reclamado una normativa europea que permita agilizar la aprobación de los programas para incrementar las capacidades de defensa, destacando que la burocracia está ralentizando este proceso. Robles defendió que, a pesar de la presión, la industria del sector no tiene capacidad para absorber la carga financiera que supone un incremento del 5% y argumentó que el cumplimiento del 2% es lo que España puede gestionar en la actualidad. Además, confirmó que el Consejo de Ministros pronto aprobará el techo de gasto para 16 nuevos Programas Especiales de Modernización, que incluyen inversiones significativas en el nuevo sistema de defensa antiaérea y en la adquisición de aviones entrenadores Hürjet turcos.
Expertos en defensa han cuestionado la naturaleza no vinculante del acuerdo, sugiriendo que su incumplimiento podría generar presiones políticas y afectar la influencia de los países dentro de la OTAN. Julio Guinea, profesor de Derecho de la Unión Europea, enfatizó que aunque el acuerdo establecido por la OTAN es un compromiso político y no jurídicamente vinculante, incumplirlo podría tener fuertes repercusiones políticas y reputacionales para los estados miembros. Algunos líderes ven el aumento como necesario, mientras que otros temen que invertir en un 5% del PIB no sea sostenible, especialmente en el contexto de la guerra en Ucrania.