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La Junta militar de Birmania levanta el estado de emergencia y anuncia elecciones tras cuatro años de golpe de Estado.
A pesar de la oposición que califica el proceso electoral como una “farsa”, la junta militar establece un nuevo organismo para organizar comicios en seis meses.
Publicado: 31 de julio de 2025, 12:28
La junta militar birmana ha anunciado el fin del estado de emergencia decretado tras el golpe de Estado en febrero de 2021, lo que abre la puerta a la convocatoria de elecciones que se deberán celebrar en los próximos seis meses. Este anuncio marca un punto crucial en la política del país, que ha estado sumido en una crisis desde que el gobierno de la Liga Nacional para la Democracia fue derrocado.
La junta ha informado sobre la disolución del Consejo de Administración del Estado y la creación de un nuevo organismo liderado por el general golpista Min Aung Hlaing. Este cambio implica que el general Nyo Saw asumirá la presidencia temporal del país. A pesar de que las elecciones fueron inicialmente anunciadas para diciembre, la oposición birmana ha calificado este proceso electoral como una 'farsa', argumentando que no refleja la voluntad del pueblo birmano.
Las elecciones se llevan a cabo en un ambiente de desconfianza y confrontación, donde la junta militar ha implementado leyes severas para controlar la situación. Esto ha desencadenado protestas y una rebelión armada contra la junta, lo que complica aún más el panorama político en Birmania.
La junta ha informado sobre la disolución del Consejo de Administración del Estado y la creación de un nuevo organismo liderado por el general golpista Min Aung Hlaing. Este cambio implica que el general Nyo Saw asumirá la presidencia temporal del país. A pesar de que las elecciones fueron inicialmente anunciadas para diciembre, la oposición birmana ha calificado este proceso electoral como una 'farsa', argumentando que no refleja la voluntad del pueblo birmano.
Las elecciones se llevan a cabo en un ambiente de desconfianza y confrontación, donde la junta militar ha implementado leyes severas para controlar la situación. Esto ha desencadenado protestas y una rebelión armada contra la junta, lo que complica aún más el panorama político en Birmania.