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La jueza de Briviesca ordena el desahucio de las exmonjas de Belorado tras el conflicto con la Iglesia Católica
La sentencia obligará a las religiosas a dejar el monasterio, aunque no se establece un plazo para su desalojo.
Publicado: 1 de agosto de 2025, 12:00
La jueza de Primera Instancia e Instrucción de Briviesca ha dictado una sentencia que da la razón a la Iglesia Católica en su demanda de desahucio contra las exmonjas de Belorado, lo que implica que deberán desalojar el monasterio que ocupan. Desde mayo de 2024, el conflicto comenzó cuando las exmonjas anunciaron su ruptura con la Iglesia, lo que llevó a su excomunión y ha complicado la legitimidad de su ocupación del convento. Aunque no hay un plazo específico para el desalojo, la jueza ha determinado que el 12 de septiembre sería la fecha del desahucio, aunque esto podría verse afectado por el recurso que ya ha sido anunciado por la representación legal de las religiosas, lo que sugiere que el proceso podría alargarse.
La sentencia ha resaltado que las exmonjas no han demostrado un título que justifique su uso del monasterio, condenándolas a cubrir las costas del juicio. Este conflicto tiene repercusiones que trascienden lo legal, ya que han intentado transformar su estatus a asociación civil, lo que ha sido rechazado. Mientras, el Arzobispado sostiene que la comunidad religiosa legítima seguirá ocupando el convento, evidenciando un cisma en la comunidad católica en España y un choque de interpretaciones sobre la propiedad e historia del lugar.
Además, en un intento fallido el 1 de agosto de 2025, una comitiva judicial dotada con agentes de la Guardia Civil y miembros del Arzobispado no logró acceder al convento de Orduña para trasladar a cinco religiosas mayores que se oponían a abandonar al grupo rebelde. Las exmonjas cismáticas, que han calificado la operación de "secuestro", han mantenido que las monjas mayores "no desean abandonar el convento". Las actividades económicas de las exmonjas fuera del marco eclesiástico, como la venta de productos y la gestión de un restaurante en Asturias, han complicado aún más la situación, revelando tensiones dentro de la comunidad religiosa y reflejando un conflicto que se extiende más allá de lo judicial, mostrando divisiones en el seno de la Iglesia Católica. El Arzobispado ha reiterado su interés en garantizar el bienestar de las monjas mayores al separatismo, buscando asegurar su bienestar en un entorno más apropiado, lejos del "clima de tensión" generado por el cisma. La comunidad, ahora tripartita, está dividida entre aquellas que se mantienen fieles a la Iglesia y las que han decidido proclamarse como cismáticas, generando así un conflictivo panorama religioso y administrativo en la región.
La sentencia ha resaltado que las exmonjas no han demostrado un título que justifique su uso del monasterio, condenándolas a cubrir las costas del juicio. Este conflicto tiene repercusiones que trascienden lo legal, ya que han intentado transformar su estatus a asociación civil, lo que ha sido rechazado. Mientras, el Arzobispado sostiene que la comunidad religiosa legítima seguirá ocupando el convento, evidenciando un cisma en la comunidad católica en España y un choque de interpretaciones sobre la propiedad e historia del lugar.
Además, en un intento fallido el 1 de agosto de 2025, una comitiva judicial dotada con agentes de la Guardia Civil y miembros del Arzobispado no logró acceder al convento de Orduña para trasladar a cinco religiosas mayores que se oponían a abandonar al grupo rebelde. Las exmonjas cismáticas, que han calificado la operación de "secuestro", han mantenido que las monjas mayores "no desean abandonar el convento". Las actividades económicas de las exmonjas fuera del marco eclesiástico, como la venta de productos y la gestión de un restaurante en Asturias, han complicado aún más la situación, revelando tensiones dentro de la comunidad religiosa y reflejando un conflicto que se extiende más allá de lo judicial, mostrando divisiones en el seno de la Iglesia Católica. El Arzobispado ha reiterado su interés en garantizar el bienestar de las monjas mayores al separatismo, buscando asegurar su bienestar en un entorno más apropiado, lejos del "clima de tensión" generado por el cisma. La comunidad, ahora tripartita, está dividida entre aquellas que se mantienen fieles a la Iglesia y las que han decidido proclamarse como cismáticas, generando así un conflictivo panorama religioso y administrativo en la región.