Progresista 85.7%Conservador 14.3%
La generación Z de Nepal se levanta contra la corrupción y el desempleo en protestas masivas.
La indignación juvenil por la élite política y la reciente restricción de redes sociales desencadena un movimiento social sin precedentes en Katmandú.
Publicado: 11 de septiembre de 2025, 07:01
La generación Z en Nepal ha protagonizado una serie de manifestaciones masivas en respuesta a problemas profundamente arraigados como la corrupción, la falta de oportunidades y la reciente prohibición de redes sociales. Estas protestas han marcado un hito en un país donde los jóvenes, una quinta parte de la población, enfrentan un escenario de desempleo y pobreza creciente.
La chispa que encendió la revuelta fue la decisión del gobierno nepalés de restringir el acceso a varias plataformas de redes sociales, lo que provocó indignación entre los jóvenes que se sienten despojados de su voz en un contexto de amplias reivindicaciones sobre la corrupción. A pesar de que las protestas comenzaron de manera pacífica, la represión policial resultó en al menos 31 muertos y más de 1.000 heridos, aumentando la tensión social en Katmandú. Los manifestantes, muchos de ellos estudiantes menores de edad, se organizaron utilizando redes sociales que aun estaban operativas, como TikTok y a través de VPNs, lo que les permitió comunicarse y convocar a otros jóvenes a las protestas.
Analistas advierten que si el gobierno no responde a las demandas de cambio, la revuelta social podría escalar aún más. La clase política, representada por figuras como el ministro Khagda Prasad Sharma Oli, se enfrenta a una creciente presión debido a la furia acumulada por miles de jóvenes, especialmente dado que el 12,6% de la población sufre desempleo, cifra que se eleva al 22.7% entre los jóvenes. A esto se añade que aproximadamente 1.700 personas abandonan el país a diario por motivos laborales, lo que refleja la desesperación de una juventud que busca oportunidades fuera de las fronteras de Nepal. La indignación acumulada se ve también reflejada en el creciente movimiento conocido como Nepo Kids, que denuncia el nepotismo y la corrupción de la élite política al mostrar el lujo y privilegios de los hijos de políticos corruptos, generando más enojo entre los jóvenes que luchan por su futuro. El descontento con el sistema político se ha intensificado, especialmente tras la renuncia del primer ministro luego de las manifestaciones, dejando un vacío de poder que podría profundizar la crisis actual. Las fuerzas de seguridad han desplegado al ejército para controlar las revueltas, y la capital de Nepal se encuentra bajo un estricto toque de queda.
La chispa que encendió la revuelta fue la decisión del gobierno nepalés de restringir el acceso a varias plataformas de redes sociales, lo que provocó indignación entre los jóvenes que se sienten despojados de su voz en un contexto de amplias reivindicaciones sobre la corrupción. A pesar de que las protestas comenzaron de manera pacífica, la represión policial resultó en al menos 31 muertos y más de 1.000 heridos, aumentando la tensión social en Katmandú. Los manifestantes, muchos de ellos estudiantes menores de edad, se organizaron utilizando redes sociales que aun estaban operativas, como TikTok y a través de VPNs, lo que les permitió comunicarse y convocar a otros jóvenes a las protestas.
Analistas advierten que si el gobierno no responde a las demandas de cambio, la revuelta social podría escalar aún más. La clase política, representada por figuras como el ministro Khagda Prasad Sharma Oli, se enfrenta a una creciente presión debido a la furia acumulada por miles de jóvenes, especialmente dado que el 12,6% de la población sufre desempleo, cifra que se eleva al 22.7% entre los jóvenes. A esto se añade que aproximadamente 1.700 personas abandonan el país a diario por motivos laborales, lo que refleja la desesperación de una juventud que busca oportunidades fuera de las fronteras de Nepal. La indignación acumulada se ve también reflejada en el creciente movimiento conocido como Nepo Kids, que denuncia el nepotismo y la corrupción de la élite política al mostrar el lujo y privilegios de los hijos de políticos corruptos, generando más enojo entre los jóvenes que luchan por su futuro. El descontento con el sistema político se ha intensificado, especialmente tras la renuncia del primer ministro luego de las manifestaciones, dejando un vacío de poder que podría profundizar la crisis actual. Las fuerzas de seguridad han desplegado al ejército para controlar las revueltas, y la capital de Nepal se encuentra bajo un estricto toque de queda.