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La falta de activación de helicópteros de bomberos forestales agrava la crisis de la dana en Valencia
La Generalitat Valenciana no utilizó sus seis unidades helitransportadas durante la emergencia, limitando la posibilidad de rescate y suministro en zonas afectadas.
Publicado: 20 de abril de 2025, 13:43
La reciente dana en la Comunitat Valenciana ha puesto de relieve serios problemas en la gestión de emergencias, tras revelarse que la Generalitat Valenciana no activó ninguno de sus seis helicópteros de bomberos forestales durante la crisis, ni en el día del evento ni en los días posteriores. Esta decisión ha suscitado críticas debido a las múltiples funciones que estos aparatos podrían haber cumplido, incluyendo el transporte de víveres y equipos sanitarios a zonas aisladas.
El despliegue de recursos por parte del gobierno valenciano se ha visto limitado, con solo seis unidades terrestres activadas, a pesar de que existen un total de 56 disponibles en la región. De estas, solo una estaba completa con el número adecuado de bomberos, lo que generó preocupación sobre la efectividad de la respuesta ante la emergencia. Las consecuencias de esta falta de acción son claras; muchas zonas quedaron incomunicadas y las unidades que fueron activadas operaron con menos personal del que se requería, poniendo en riesgo no solo a los bomberos que participaron, sino también la seguridad de los ciudadanos afectados por el desastre.
La incapacidad de movilizar estos recursos aéreos dejó vacías las capacidades logísticas para rescatar a personas atrapadas o para dar apoyo a las unidades terrestres que estaban trabajando en condiciones difíciles. La lección que se extrae de este episodio es la necesidad urgente de revisar y reforzar los protocolos de respuesta a emergencias, asegurando que recursos como los helicópteros sean accesibles y útiles en las situaciones más críticas.
El despliegue de recursos por parte del gobierno valenciano se ha visto limitado, con solo seis unidades terrestres activadas, a pesar de que existen un total de 56 disponibles en la región. De estas, solo una estaba completa con el número adecuado de bomberos, lo que generó preocupación sobre la efectividad de la respuesta ante la emergencia. Las consecuencias de esta falta de acción son claras; muchas zonas quedaron incomunicadas y las unidades que fueron activadas operaron con menos personal del que se requería, poniendo en riesgo no solo a los bomberos que participaron, sino también la seguridad de los ciudadanos afectados por el desastre.
La incapacidad de movilizar estos recursos aéreos dejó vacías las capacidades logísticas para rescatar a personas atrapadas o para dar apoyo a las unidades terrestres que estaban trabajando en condiciones difíciles. La lección que se extrae de este episodio es la necesidad urgente de revisar y reforzar los protocolos de respuesta a emergencias, asegurando que recursos como los helicópteros sean accesibles y útiles en las situaciones más críticas.