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La exconsellera Salomé Pradas revela presiones y falta de comunicación con Carlos Mazón durante la DANA en el País Valenciano
En una entrevista, Pradas detalla cómo se saltó órdenes de no molestar al presidente mientras la situación se volvía crítica.
Publicado: 1 de diciembre de 2025, 07:30
La exconsellera de Justicia e Interior de la Comunitat Valenciana, Salomé Pradas, ha roto su silencio acerca de los eventos ocurridos durante la DANA que asoló el País Valenciano el 29 de octubre. En una reciente entrevista, Pradas reveló que recibió órdenes de no molestar al entonces president de la Generalitat, Carlos Mazón, en un momento crítico de la emergencia, pero decidió comunicarse con él al ser consciente de la gravedad de la situación.
Pradas cuestiona la falta de conocimiento de Mazón sobre lo que estaba ocurriendo en la comarca, evidenciando la ruptura en la comunicación durante momentos clave. Después de la DANA, sus declaraciones ponen de relieve la tensión entre Pradas y Mazón, ya que ella se siente injustamente culpabilizada por la gestión de la crisis. Su crítica hacia Mazón resalta la falta de implicación del presidente en los aspectos cruciales de la respuesta a la emergencia.
Las declaraciones de Pradas no solo detallan su experiencia, sino que también evidencian un desencuentro significativo entre dos altos cargos del gobierno valenciano, una herida que permanece un año después de la crisis.
Pradas cuestiona la falta de conocimiento de Mazón sobre lo que estaba ocurriendo en la comarca, evidenciando la ruptura en la comunicación durante momentos clave. Después de la DANA, sus declaraciones ponen de relieve la tensión entre Pradas y Mazón, ya que ella se siente injustamente culpabilizada por la gestión de la crisis. Su crítica hacia Mazón resalta la falta de implicación del presidente en los aspectos cruciales de la respuesta a la emergencia.
Las declaraciones de Pradas no solo detallan su experiencia, sino que también evidencian un desencuentro significativo entre dos altos cargos del gobierno valenciano, una herida que permanece un año después de la crisis.