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La esperada visita del rey Felipe VI a Montserrat genera controversia y protestas en Catalunya
El monarca asiste a actos en el monasterio en un contexto de tensiones políticas y culturales en Catalunya.
Publicado: 23 de junio de 2025, 12:31
La visita del rey Felipe VI a la abadía de Montserrat, programada para el próximo 23 de junio, ha generado una mezcla de expectativas y tensiones en Catalunya. Este evento marcará la primera vez que el rey acude al monasterio desde que asumió el trono y lo hace en un contexto sensible, que incluye un rechazo considerable por parte de sectores independentistas. La ANC (Assemblea Nacional Catalana) ha convocado una marcha de protesta para coincidir con la visita, lo que subraya la polarización de opiniones en Catalunya respecto a la monarquía y su rol en la política actual.
Históricamente, la relación entre la Casa Real y la abadía de Montserrat ha sido larga y compleja. Felipe VI ha realizado visitas anteriores a este emblemático lugar, pero su discurso del 3 de octubre de 2017 tras el referéndum independentista ha marcado un hito en su relación con Catalunya. En su reciente visita, el rey destacó la importancia de Montserrat como un “gran punto de encuentro” de la cultura catalana, española y europea, y pidió “constancia en la renuncia a los discursos totalitarios y las identidades excluyentes”. Esta jornada coincide con la celebración del Milenario del monasterio, lo que añade un significado simbólico adicional al evento.
Además, la jornada de la visita coincidió con la llegada de la Flama del Canigó al Parlament, otro símbolo importante del nacionalismo catalán, lo que crea una atmósfera de expectación y confrontación. Durante su intervención, el monarca hizo un llamamiento por el “bien común”, resaltando la relevancia histórica y cultural de Montserrat más allá de su dimensión religiosa. Durante y después de la visita, se vivieron momentos de tensión entre manifestantes y el cuerpo de los Mossos d'Esquadra. Convocados por la ANC, decenas de personas se manifestaron contra la presencia del rey, lo que llevó a la policía catalana a establecer un cordón de seguridad para limitar el acceso a la explanada del monasterio. Varios manifestantes fueron identificados y se registraron incidentes menores durante la protesta.
Aunque el acto fue oficialmente privado, la necesidad de un dispositivo de seguridad considerable se hizo evidente, dados los planes de actuación por parte de grupos tanto a favor como en contra de la monarquía. Este evento, lleno de simbolismo y controversia, parece ser un punto de inflexión en la percepción de la figura del rey en Catalunya y deja el futuro de la relación entre la monarquía y la comunidad catalana en el aire. La celebración del milenario ha sido, en efecto, una oportunidad para reforzar estos sentimientos tanto en favor como en contra de la monarquía, reflejando la compleja dinámica política de la región.
Históricamente, la relación entre la Casa Real y la abadía de Montserrat ha sido larga y compleja. Felipe VI ha realizado visitas anteriores a este emblemático lugar, pero su discurso del 3 de octubre de 2017 tras el referéndum independentista ha marcado un hito en su relación con Catalunya. En su reciente visita, el rey destacó la importancia de Montserrat como un “gran punto de encuentro” de la cultura catalana, española y europea, y pidió “constancia en la renuncia a los discursos totalitarios y las identidades excluyentes”. Esta jornada coincide con la celebración del Milenario del monasterio, lo que añade un significado simbólico adicional al evento.
Además, la jornada de la visita coincidió con la llegada de la Flama del Canigó al Parlament, otro símbolo importante del nacionalismo catalán, lo que crea una atmósfera de expectación y confrontación. Durante su intervención, el monarca hizo un llamamiento por el “bien común”, resaltando la relevancia histórica y cultural de Montserrat más allá de su dimensión religiosa. Durante y después de la visita, se vivieron momentos de tensión entre manifestantes y el cuerpo de los Mossos d'Esquadra. Convocados por la ANC, decenas de personas se manifestaron contra la presencia del rey, lo que llevó a la policía catalana a establecer un cordón de seguridad para limitar el acceso a la explanada del monasterio. Varios manifestantes fueron identificados y se registraron incidentes menores durante la protesta.
Aunque el acto fue oficialmente privado, la necesidad de un dispositivo de seguridad considerable se hizo evidente, dados los planes de actuación por parte de grupos tanto a favor como en contra de la monarquía. Este evento, lleno de simbolismo y controversia, parece ser un punto de inflexión en la percepción de la figura del rey en Catalunya y deja el futuro de la relación entre la monarquía y la comunidad catalana en el aire. La celebración del milenario ha sido, en efecto, una oportunidad para reforzar estos sentimientos tanto en favor como en contra de la monarquía, reflejando la compleja dinámica política de la región.