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La Diada de 2025: un panorama de división y desilusión en el independentismo catalán
Ante la pérdida de fuerza del movimiento, diferentes voces critican la gestión y dirección de las entidades convocantes en Cataluña.
Publicado: 11 de septiembre de 2025, 07:00
La Diada Nacional de 2025 se presenta como un evento marcado por la desunión y el desencanto, un contraste notable respecto a las impresionantes movilizaciones de años anteriores que reclamaban la independencia de Cataluña. Este año, el independentismo llega dividido y en una situación crítica, lo que plantea serias dudas sobre su capacidad para movilizar a la sociedad catalana como lo hizo en el pasado.
Las principales entidades organizadoras, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y el Consell de la República, enfrentan una creciente crisis interna. Se reportan numerosas *dimisiones* y un clima de *tensión que pone en jaque la unidad del movimiento.* Activistas clave han criticado abiertamente a figuras de la ANC, señalando una serie de irregularidades y falta de dirección efectiva. El contexto político está evolucionando, con la demanda de independencia despriorizada en favor de temas más urgentes como la vivienda, el transporte y la defensa de la lengua catalana.
A pesar de la situación crítica, se espera que miles de personas salgan a las calles durante la Diada, aunque la participación ha sido notablemente inferior a las manifestaciones masivas de la última década. Según datos oficiales, alrededor de 41,500 manifestantes se han contado en toda Catalunya, con 28,000 en Barcelona, 12,000 en Girona, y 1,500 en Tortosa. Estas cifras muestran un drástico descenso en comparación con los 115,000 del año pasado.
El acto ha sido marcado por la lluvia, que causó la cancelación de algunos eventos y desvió la atención de la protesta, así como por la presencia de la líder de Aliança Catalana, Silvia Orriols, quien ha acudido aplaudida y criticada, logrando captar la atención del público. El clima de crispación ha sido palpable, con consignas *en contra de la justicia española* y una fuerte defensa del uso del catalán en la educación tras la reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya que atenta contra la inmersión lingüística.
Los discursos programados criticarán a los partidos independentistas y abordarán la defensa de la lengua catalana y el expolio fiscal como temas centrales para el futuro del movimiento. Lluís Llach, presidente de la ANC, ha destacado la necesidad de *desobediencia civil* en respuesta a los mandatos judiciales que limitan el uso del catalán en la educación, indica que "ningún juez nos puede decir en qué lengua tenemos que hablar". En la manifestación, muchos han querido transmitir un mensaje de resistencia, a pesar de la creciente fragmentación y desilusión que sufren los independentistas en este contexto.
Los debates dentro del movimiento independentista se encuentran polarizados, y la fragmentación se ve reflejada en la participación de agrupaciones como Aliança Catalana, que se aventuran a posicionarse como opción de liderazgo en el independentismo, complicando aún más la cohesión del movimiento.
A pesar de la notable disminución en la cantidad de asistentes, los organizadores han resaltado el lema 'Más motivos que nunca' para la lucha por la independencia, enfatizando que la desmovilización no es el fin y recordando que la lucha por la identidad y la lengua catalana sigue vigente. Sin embargo, la pregunta que persiste es si estas convocatorias aún podrán resonar con fuerza entre una base que se siente cansada y dividida.
Las principales entidades organizadoras, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y el Consell de la República, enfrentan una creciente crisis interna. Se reportan numerosas *dimisiones* y un clima de *tensión que pone en jaque la unidad del movimiento.* Activistas clave han criticado abiertamente a figuras de la ANC, señalando una serie de irregularidades y falta de dirección efectiva. El contexto político está evolucionando, con la demanda de independencia despriorizada en favor de temas más urgentes como la vivienda, el transporte y la defensa de la lengua catalana.
A pesar de la situación crítica, se espera que miles de personas salgan a las calles durante la Diada, aunque la participación ha sido notablemente inferior a las manifestaciones masivas de la última década. Según datos oficiales, alrededor de 41,500 manifestantes se han contado en toda Catalunya, con 28,000 en Barcelona, 12,000 en Girona, y 1,500 en Tortosa. Estas cifras muestran un drástico descenso en comparación con los 115,000 del año pasado.
El acto ha sido marcado por la lluvia, que causó la cancelación de algunos eventos y desvió la atención de la protesta, así como por la presencia de la líder de Aliança Catalana, Silvia Orriols, quien ha acudido aplaudida y criticada, logrando captar la atención del público. El clima de crispación ha sido palpable, con consignas *en contra de la justicia española* y una fuerte defensa del uso del catalán en la educación tras la reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya que atenta contra la inmersión lingüística.
Los discursos programados criticarán a los partidos independentistas y abordarán la defensa de la lengua catalana y el expolio fiscal como temas centrales para el futuro del movimiento. Lluís Llach, presidente de la ANC, ha destacado la necesidad de *desobediencia civil* en respuesta a los mandatos judiciales que limitan el uso del catalán en la educación, indica que "ningún juez nos puede decir en qué lengua tenemos que hablar". En la manifestación, muchos han querido transmitir un mensaje de resistencia, a pesar de la creciente fragmentación y desilusión que sufren los independentistas en este contexto.
Los debates dentro del movimiento independentista se encuentran polarizados, y la fragmentación se ve reflejada en la participación de agrupaciones como Aliança Catalana, que se aventuran a posicionarse como opción de liderazgo en el independentismo, complicando aún más la cohesión del movimiento.
A pesar de la notable disminución en la cantidad de asistentes, los organizadores han resaltado el lema 'Más motivos que nunca' para la lucha por la independencia, enfatizando que la desmovilización no es el fin y recordando que la lucha por la identidad y la lengua catalana sigue vigente. Sin embargo, la pregunta que persiste es si estas convocatorias aún podrán resonar con fuerza entre una base que se siente cansada y dividida.