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La crisis política en Madagascar se intensifica con un intento de golpe de Estado y protestas masivas contra el gobierno
Una unidad militar se amotina y se une a miles de manifestantes, mientras el presidente denuncia un intento de toma ilegal del poder.
Publicado: 12 de octubre de 2025, 11:43
Madagascar se encuentra en una situación de creciente tensión política, marcada por un intento de golpe de Estado denunciado por su presidente, Andry Rajoelina. El clima de inestabilidad ha sido intensificado por protestas masivas que se han extendido durante más de dos semanas, inicialmente en respuesta a la crisis de servicios básicos, como los cortes de agua y electricidad. Sin embargo, estas manifestaciones han evolucionado en un llamado más general a la oposición al gobierno y a la renuncia de Rajoelina.
Una unidad militar conocida como CAPSAT (Cuerpo de Administración de Personal y Servicios del Ejército de Tierra) anunció haber tomado el control de las Fuerzas Armadas del país, haciendo un llamamiento a los militares para desobedecer órdenes de agredir a los manifestantes. Según un comunicado reciente, todas las órdenes del Ejército malgache ahora emanan del cuartel general del CAPSAT, después de que varios grupos de soldados decidieran unirse a miles de manifestantes antigubernamentales que protestan desde hace más de dos semanas. Rajoelina calificó estos actos de 'intento ilegal de toma del poder' y condenó la actuación de ciertos grupos que intentan desestabilizar al Gobierno. Las manifestaciones han visto a miles de ciudadanos salir a las calles de Antananarivo, impulsadas por la corrupción y la falta de oportunidades. Informes recientes de la ONU han señalado al menos 22 muertes y un centenar de heridos, con el Hospital Joseph Ravoahangy Andrianavalona confirmando la recepción de 26 heridos durante las últimas jornadas de protesta.
Actores internacionales, como la Unión Africana y el Gobierno de Sudáfrica, han expresado su preocupación por la situación en el país, instando a las partes a evitar la escalada del conflicto. El nuevo primer ministro, Ruphin Fortunat Zafisambo, recién nombrado tras la destitución del Gobierno por parte de Rajoelina, ha hecho un llamado a los soldados a que actúen con 'sabiduría' y escuchen al pueblo, recordando su deber de protegerlo. Mientras tanto, Rajoelina ha enfatizado su deseo de dialogar con los manifestantes, aunque la desconfianza persiste en el ambiente. Con elecciones presidenciales programadas para el 16 de octubre, la situación política de Madagascar se dirige hacia una potencial crisis.
Una unidad militar conocida como CAPSAT (Cuerpo de Administración de Personal y Servicios del Ejército de Tierra) anunció haber tomado el control de las Fuerzas Armadas del país, haciendo un llamamiento a los militares para desobedecer órdenes de agredir a los manifestantes. Según un comunicado reciente, todas las órdenes del Ejército malgache ahora emanan del cuartel general del CAPSAT, después de que varios grupos de soldados decidieran unirse a miles de manifestantes antigubernamentales que protestan desde hace más de dos semanas. Rajoelina calificó estos actos de 'intento ilegal de toma del poder' y condenó la actuación de ciertos grupos que intentan desestabilizar al Gobierno. Las manifestaciones han visto a miles de ciudadanos salir a las calles de Antananarivo, impulsadas por la corrupción y la falta de oportunidades. Informes recientes de la ONU han señalado al menos 22 muertes y un centenar de heridos, con el Hospital Joseph Ravoahangy Andrianavalona confirmando la recepción de 26 heridos durante las últimas jornadas de protesta.
Actores internacionales, como la Unión Africana y el Gobierno de Sudáfrica, han expresado su preocupación por la situación en el país, instando a las partes a evitar la escalada del conflicto. El nuevo primer ministro, Ruphin Fortunat Zafisambo, recién nombrado tras la destitución del Gobierno por parte de Rajoelina, ha hecho un llamado a los soldados a que actúen con 'sabiduría' y escuchen al pueblo, recordando su deber de protegerlo. Mientras tanto, Rajoelina ha enfatizado su deseo de dialogar con los manifestantes, aunque la desconfianza persiste en el ambiente. Con elecciones presidenciales programadas para el 16 de octubre, la situación política de Madagascar se dirige hacia una potencial crisis.