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La crisis de vivienda en España: jóvenes enfrentan dificultades en un mercado desbordado y sobrevalorado
Expertos abogan por medidas urgentes ante el encarecimiento de la vivienda y la necesidad de garantizar un acceso digno para todos
Publicado: 26 de octubre de 2025, 12:48
La crisis de la vivienda en España ha afectado especialmente a los jóvenes, con más del 70% de los menores de 35 años sin acceso a la propiedad de una casa, lo que ha llevado a un aumento en la demanda de alquiler. Un informe de EsadeEcPol revela que la riqueza de estos jóvenes ha caído un 75% desde 2002, mientras que la posesión de vivienda ha disminuido dramáticamente. La intervención necesaria para abordar la crisis es debatida por expertos, quienes argumentan contra la construcción de nuevas viviendas si éstas acaban en el mercado turístico.
Expertos como Javier Gil del CSIC y el economista Gonzalo Bernardos destacan que el mercado inmobiliario en España está sobrevalorado en un 14,3%, pidiendo incentivos fiscales para un alquiler más accesible y el uso de inmuebles vacíos. El informe también informa que la oferta de habitaciones en alquiler ha crecido un 24% como una solución adoptada por los jóvenes frente a la crisis. Además, un reciente estudio del Banco de España muestra que, a pesar de los esfuerzos por mejorar la situación, más del 55% de los españoles considera que su situación económica es peor que antes de la pandemia, lo que agrava la percepción de la crisis habitacional. También se señala que Madrid y Barcelona se encuentran entre las ciudades con los alquileres más altos de Europa, donde los inquilinos destinan un 74% de sus ingresos al alquiler.
A nivel estructural, la crisis habitacional es un desafío que afecta a muchas naciones en Europa, subrayando la necesidad de un enfoque integral que aborde tanto la oferta como la demanda de viviendas asequibles. En este contexto, la última tendencia en el mercado ha sido el aumento de jóvenes optando por el alquiler compartido como respuesta a la falta de viviendas asequibles. El informe de Ecologistas en Acción que se publicó recientemente también arroja luz sobre el impacto de la crisis inmobiliaria en la salud pública y el medio ambiente, indicando que el aumento de las molestias sociales podría llevar a una mayor demanda de políticas públicas que busquen un equilibrio entre el desarrollo urbano y la sostenibilidad social. Sin cambios significativos, las futuras generaciones podrían enfrentar aún más dificultades en el acceso a una vivienda digna.
Expertos como Javier Gil del CSIC y el economista Gonzalo Bernardos destacan que el mercado inmobiliario en España está sobrevalorado en un 14,3%, pidiendo incentivos fiscales para un alquiler más accesible y el uso de inmuebles vacíos. El informe también informa que la oferta de habitaciones en alquiler ha crecido un 24% como una solución adoptada por los jóvenes frente a la crisis. Además, un reciente estudio del Banco de España muestra que, a pesar de los esfuerzos por mejorar la situación, más del 55% de los españoles considera que su situación económica es peor que antes de la pandemia, lo que agrava la percepción de la crisis habitacional. También se señala que Madrid y Barcelona se encuentran entre las ciudades con los alquileres más altos de Europa, donde los inquilinos destinan un 74% de sus ingresos al alquiler.
A nivel estructural, la crisis habitacional es un desafío que afecta a muchas naciones en Europa, subrayando la necesidad de un enfoque integral que aborde tanto la oferta como la demanda de viviendas asequibles. En este contexto, la última tendencia en el mercado ha sido el aumento de jóvenes optando por el alquiler compartido como respuesta a la falta de viviendas asequibles. El informe de Ecologistas en Acción que se publicó recientemente también arroja luz sobre el impacto de la crisis inmobiliaria en la salud pública y el medio ambiente, indicando que el aumento de las molestias sociales podría llevar a una mayor demanda de políticas públicas que busquen un equilibrio entre el desarrollo urbano y la sostenibilidad social. Sin cambios significativos, las futuras generaciones podrían enfrentar aún más dificultades en el acceso a una vivienda digna.