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La crisis de seguridad en el Sahel se agrava con una ola de ataques yihadistas y la falta de respuesta efectiva de las juntas militares
Aumento de ataques en Malí, Burkina Faso y Níger pone de manifiesto los retos en la lucha contra el terrorismo en la región.
Publicado: 9 de junio de 2025, 19:59
En las últimas semanas, el Sahel ha sido testigo de una escalada preocupante de ataques yihadistas, desafiando la efectividad de las juntas militares que gobiernan Malí, Burkina Faso y Níger. Según informes, unos 300 soldados han perdido la vida en el último mes debido a diversos asaltos perpetrados por grupos como el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (JNIM) y la provincia del Estado Islámico del Sahel.
El auge reciente en la violencia marca un cambio significativo, ya que estos grupos han demostrado la capacidad de llevar a cabo operaciones de gran envergadura. El Estado Mayor del ejército maliense ha admitido que la intensidad de los ataques ha superado sus capacidades, lo que ha llevado a la implementación de toques de queda y operaciones militares. Sin embargo, la respuesta militar ha sido cuestionada, dado que no se han proporcionado cifras verificables sobre los logros en la lucha contra el terrorismo.
Burkina Faso ha sido identificada como la nación más afectada en términos de terrorismo, con un notable número de ataques que han resultado en grandes derrotas para las fuerzas armadas, lo que advierte sobre un potencial deterioro significativo de la seguridad que podría extenderse a países vecinos. La llegada de juntas militares al poder ha llevado a un viraje en la estrategia de lucha contra el terrorismo, con un enfoque en aliadas militares como Rusia, aunque este cambio trae consigo nuevas críticas sobre la gestión de la seguridad y los derechos humanos.
El auge reciente en la violencia marca un cambio significativo, ya que estos grupos han demostrado la capacidad de llevar a cabo operaciones de gran envergadura. El Estado Mayor del ejército maliense ha admitido que la intensidad de los ataques ha superado sus capacidades, lo que ha llevado a la implementación de toques de queda y operaciones militares. Sin embargo, la respuesta militar ha sido cuestionada, dado que no se han proporcionado cifras verificables sobre los logros en la lucha contra el terrorismo.
Burkina Faso ha sido identificada como la nación más afectada en términos de terrorismo, con un notable número de ataques que han resultado en grandes derrotas para las fuerzas armadas, lo que advierte sobre un potencial deterioro significativo de la seguridad que podría extenderse a países vecinos. La llegada de juntas militares al poder ha llevado a un viraje en la estrategia de lucha contra el terrorismo, con un enfoque en aliadas militares como Rusia, aunque este cambio trae consigo nuevas críticas sobre la gestión de la seguridad y los derechos humanos.