Progresista 100%Conservador 0%
La Cañada Real en Madrid cumple cinco años sin luz y tres meses sin fibra óptica, revelando la grave crisis humanitaria en la zona.
Más de mil familias sufren la falta de servicios básicos mientras las instituciones tardan en implementar soluciones efectivas.
Publicado: 2 de octubre de 2025, 12:10
Más de mil familias de la Cañada Real madrileña conmemoran cinco años sin acceso eléctrico y tres meses sin fibra óptica, lo que agrava su situación. El párroco Agustín Rodríguez ha manifestado preocupación y pide al Gobierno un consorcio para acelerar las acciones del Pacto Regional, evidenciando la falta de avances significativos en los últimos años. También se menciona una sentencia que destaca la imposibilidad de rearmar el sistema eléctrico debido a riesgos relacionados con conexiones ilegales y cultivos de marihuana.
Rodríguez señala que, a pesar de que algunas partes de la Cañada cuentan con suministro eléctrico, este es irregular. La empresa eléctrica UDF ha confirmado que las interrupciones de suministro no son su responsabilidad. Además, la falta de fibra óptica ha añadido problemas en la comunicación, exacerbados por vandalismo. Se ha solicitado soluciones inalámbricas o por satélite, mientras que el Pacto Regional, establecido en 2017, ha mostrado un progreso lento con solo 400 familias realojadas desde 2018.
A pesar de las adversidades, la comunidad se organiza para fomentar la unidad y la solidaridad. Sin embargo, la ausencia de soluciones efectivas y decisiones políticas permanentes afecta la dignidad de estas familias, que buscan alternativas de vivienda ante la crisis humanitaria.
Rodríguez señala que, a pesar de que algunas partes de la Cañada cuentan con suministro eléctrico, este es irregular. La empresa eléctrica UDF ha confirmado que las interrupciones de suministro no son su responsabilidad. Además, la falta de fibra óptica ha añadido problemas en la comunicación, exacerbados por vandalismo. Se ha solicitado soluciones inalámbricas o por satélite, mientras que el Pacto Regional, establecido en 2017, ha mostrado un progreso lento con solo 400 familias realojadas desde 2018.
A pesar de las adversidades, la comunidad se organiza para fomentar la unidad y la solidaridad. Sin embargo, la ausencia de soluciones efectivas y decisiones políticas permanentes afecta la dignidad de estas familias, que buscan alternativas de vivienda ante la crisis humanitaria.