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La angustiante entrega de Daniel, hijo de Juana Rivas, a su padre genera preocupación y tensión en Granada
El menor se mostró reacio a regresar con su progenitor, mientras la justicia ignoró sus temores y su madre vive un ataque de ansiedad.
Publicado: 23 de julio de 2025, 06:55
La historia de Daniel, el hijo menor de Juana Rivas, ha tomado un giro desgarrador, ya que se vive la finalización de un proceso judicial que ha afectado profundamente a la familia. El 22 de julio se esperaba que se realizara la entrega del niño a su padre, Francesco Arcuri, en un punto de encuentro familiar en Granada. Sin embargo, Daniel mostró su angustia y miedo ante la situación, llegando incluso a llorar y gritar que 'lo iba a matar' si regresaba a Italia con él. Este tumulto emocional ha puesto en jaque la estabilidad del menor y ha llevado a su madre a sufrir un ataque de ansiedad que requirió atención médica.
El Tribunal Constitucional español había inadmitido previamente el recurso de Rivas para frenar la entrega de su hijo, justificando que la restitución no era contraria al orden público español, lo que generó protestas sobre la seguridad de Daniel. El caso resulta aún más delicado dado el trasfondo de Francesco Arcuri, quien ha enfrentado condenas por violencia de género, añadiendo temor a la familia. Activistas han criticado la falta de medidas cautelares para proteger a Daniel, advirtiendo sobre el impacto emocional que esta entrega forzada puede tener.
Los días previos a la entrega fueron de incertidumbre, con intensa presión mediática y apoyo comunitario para concienciar sobre la situación de Daniel. Los activistas han demandado cambios en el sistema judicial para garantizar que los derechos y la voz de los menores sean escuchados y protegidos en situaciones similares, pues el impacto de estas decisiones podría dejar cicatrices emocionales de por vida en el menor.
El Tribunal Constitucional español había inadmitido previamente el recurso de Rivas para frenar la entrega de su hijo, justificando que la restitución no era contraria al orden público español, lo que generó protestas sobre la seguridad de Daniel. El caso resulta aún más delicado dado el trasfondo de Francesco Arcuri, quien ha enfrentado condenas por violencia de género, añadiendo temor a la familia. Activistas han criticado la falta de medidas cautelares para proteger a Daniel, advirtiendo sobre el impacto emocional que esta entrega forzada puede tener.
Los días previos a la entrega fueron de incertidumbre, con intensa presión mediática y apoyo comunitario para concienciar sobre la situación de Daniel. Los activistas han demandado cambios en el sistema judicial para garantizar que los derechos y la voz de los menores sean escuchados y protegidos en situaciones similares, pues el impacto de estas decisiones podría dejar cicatrices emocionales de por vida en el menor.