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Jair Bolsonaro condenado a 27 años de prisión por intento de golpe de estado tras las elecciones de 2022 en Brasil
La Corte Suprema de Brasil halla culpable al expresidente y a siete de sus aliados de múltiples crímenes contra la democracia.
Publicado: 12 de septiembre de 2025, 06:47
El expresidente brasileño Jair Bolsonaro ha sido condenado a 27 años y tres meses de prisión por liderar un intento de golpe de estado en el país. La sentencia, dictada por la Corte Suprema, establece que Bolsonaro y otros siete implicados intentaron desestabilizar el gobierno legítimo de Luiz Inácio Lula da Silva, quien ganó las elecciones de 2022. Esta se convierte en la primera vez en la historia de Brasil que un exmandatario es condenado por un acto de este tipo, marcando un momento significativo en la política del país sudamericano.
Cuatro de los cinco jueces de la Primera Sala del Supremo votaron por la condena, mientras que un magistrado optó por la absolución. Este juicio, que ha acaparado la atención tanto nacional como internacional, estuvo marcado por la evidencia presentada en torno a los eventos del 8 de enero de 2023, cuando miles de seguidores de Bolsonaro invadieron y vandalizaron las sedes del gobierno en un intento por interrumpir la toma de posesión de Lula. Según los jueces, existieron “pruebas concluyentes” que evidencian una “organización criminal”. La jueza Cármen Lúcia, quien fue clave en la mayoría de votos, subrayó que el complot comenzó en 2021 y que se vio intensificado tras la derrota electoral de Bolsonaro, quien intentó usar tácticas de desinformación y movilización para socavar el orden constitucional.
Bolsonaro ha sido acusado de ser el líder de una organización criminal que planeó actos de violencia y subversión, incluyendo intentos de asesinato contra Lula y altas figuras del gobierno, lo que fue corroborado por testimonios y documentos presentados durante el juicio. En consecuencia, la Corte también ha condenado a otros siete coacusados, incluyendo exministros y mandos militares. La investigación reveló que la organización liderada por Bolsonaro había elaborado planes para asesinar a Lula y otros funcionarios clave, aunque estos planes fueron finalmente abandonados debido a la falta de apoyo militar.
La defensa de Bolsonaro ha anunciado su intención de apelar la condena, argumentando que la sentencia es “absurdamente excesiva” y denunciando la falta de garantías en el proceso judicial. Los abogados han expresado que consideran las penas desproporcionadas y que no se les brindó el tiempo adecuado para preparar su defensa, lo que podría ser clave en la apelación que presentarán, incluso ante instancias internacionales. Este caso está lejos de ser un cierre sencillo, ya que la posibilidad de recursos legales puede extender la resolución de la condena. Cabe destacar que, a pesar de la condena, la situación legal de Bolsonaro sigue siendo incierta, ya que aún existe la posibilidad de que el Congreso criminalice el golpe a través de una ley de amnistía, aunque esto no elimina necesariamente la pena que se le ha impuesto.
El expresidente, actualmente bajo arresto domiciliario por otro caso, ha manifestado su intención de seguir en la arena política, y muchos especulan sobre su futuro en las elecciones de 2026. Este desarrollo ha generado reacciones en todo el continente, incluyendo declaraciones de apoyo y preocupación de otros líderes en América Latina, mientras que el expresidente Donald Trump ha criticado la condena, calificándola de "cacería de brujas" y sugiriendo posibles repercusiones económicas para Brasil debido a la decisión del tribunal. Lula da Silva ha respondido que no teme estas sanciones y ha reafirmado la importancia de la democracia en Brasil. La condena, aunque histórica, continúa dividiendo a la opinión pública brasileña, mostrando el impacto duradero de Bolsonaro en la política contemporánea del país.
Cuatro de los cinco jueces de la Primera Sala del Supremo votaron por la condena, mientras que un magistrado optó por la absolución. Este juicio, que ha acaparado la atención tanto nacional como internacional, estuvo marcado por la evidencia presentada en torno a los eventos del 8 de enero de 2023, cuando miles de seguidores de Bolsonaro invadieron y vandalizaron las sedes del gobierno en un intento por interrumpir la toma de posesión de Lula. Según los jueces, existieron “pruebas concluyentes” que evidencian una “organización criminal”. La jueza Cármen Lúcia, quien fue clave en la mayoría de votos, subrayó que el complot comenzó en 2021 y que se vio intensificado tras la derrota electoral de Bolsonaro, quien intentó usar tácticas de desinformación y movilización para socavar el orden constitucional.
Bolsonaro ha sido acusado de ser el líder de una organización criminal que planeó actos de violencia y subversión, incluyendo intentos de asesinato contra Lula y altas figuras del gobierno, lo que fue corroborado por testimonios y documentos presentados durante el juicio. En consecuencia, la Corte también ha condenado a otros siete coacusados, incluyendo exministros y mandos militares. La investigación reveló que la organización liderada por Bolsonaro había elaborado planes para asesinar a Lula y otros funcionarios clave, aunque estos planes fueron finalmente abandonados debido a la falta de apoyo militar.
La defensa de Bolsonaro ha anunciado su intención de apelar la condena, argumentando que la sentencia es “absurdamente excesiva” y denunciando la falta de garantías en el proceso judicial. Los abogados han expresado que consideran las penas desproporcionadas y que no se les brindó el tiempo adecuado para preparar su defensa, lo que podría ser clave en la apelación que presentarán, incluso ante instancias internacionales. Este caso está lejos de ser un cierre sencillo, ya que la posibilidad de recursos legales puede extender la resolución de la condena. Cabe destacar que, a pesar de la condena, la situación legal de Bolsonaro sigue siendo incierta, ya que aún existe la posibilidad de que el Congreso criminalice el golpe a través de una ley de amnistía, aunque esto no elimina necesariamente la pena que se le ha impuesto.
El expresidente, actualmente bajo arresto domiciliario por otro caso, ha manifestado su intención de seguir en la arena política, y muchos especulan sobre su futuro en las elecciones de 2026. Este desarrollo ha generado reacciones en todo el continente, incluyendo declaraciones de apoyo y preocupación de otros líderes en América Latina, mientras que el expresidente Donald Trump ha criticado la condena, calificándola de "cacería de brujas" y sugiriendo posibles repercusiones económicas para Brasil debido a la decisión del tribunal. Lula da Silva ha respondido que no teme estas sanciones y ha reafirmado la importancia de la democracia en Brasil. La condena, aunque histórica, continúa dividiendo a la opinión pública brasileña, mostrando el impacto duradero de Bolsonaro en la política contemporánea del país.