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Israel bombardea nuevamente el sur de Siria, desafiando el alto el fuego y agravando la violencia sectaria
Los ataques israelíes buscan defender a la minoría drusa frente a los enfrentamientos con clanes beduinos en Suwayda.
Publicado: 18 de julio de 2025, 20:00
Israel ha intensificado su campaña militar en el sur de Siria al realizar bombardeos en la provincia de Suwayda, desafiando un acuerdo de alto el fuego. Estos ataques se han dirigido principalmente hacia las afueras de la ciudad de Al Sueida, donde se han reportado enfrentamientos entre la comunidad drusa y clanes beduinos. A pesar de no ser claros los objetivos de los bombardeos, se ha informado que han impactado a grupos beduinos que se enfrentan a la población drusa.
La justificación del gobierno israelí para estas acciones se basa en la necesidad de proteger a la población drusa de las amenazas yihadistas, considerando los ataques como una obligación moral y alineados con su legislación. El primer ministro Benjamin Netanyahu ha indicado que estos bombardeos son parte de una estrategia para mantener la estabilidad en la región, a pesar del continuo aumento de tensiones y la precariedad de la comunidad drusa.
La situación en Siria es caótica, con enfrentamientos internos y la intervención de potencias extranjeras. Los residentes viven en condiciones desesperadas, con miles de familias desplazadas y un aumento en la violencia sectaria, lo que pone en duda la capacidad del gobierno sirio para mantener el control sobre la situación.
La justificación del gobierno israelí para estas acciones se basa en la necesidad de proteger a la población drusa de las amenazas yihadistas, considerando los ataques como una obligación moral y alineados con su legislación. El primer ministro Benjamin Netanyahu ha indicado que estos bombardeos son parte de una estrategia para mantener la estabilidad en la región, a pesar del continuo aumento de tensiones y la precariedad de la comunidad drusa.
La situación en Siria es caótica, con enfrentamientos internos y la intervención de potencias extranjeras. Los residentes viven en condiciones desesperadas, con miles de familias desplazadas y un aumento en la violencia sectaria, lo que pone en duda la capacidad del gobierno sirio para mantener el control sobre la situación.