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Groenlandia y el interés estadounidense: una respuesta a la reivindicación de Trump por el control territorial
La historia, la soberanía y la geopolítica se entrelazan en la disputa por la isla entre EE.UU. y su pueblo inuit.
Publicado: 28 de diciembre de 2025, 11:53
A lo largo de más de un siglo, Groenlandia ha sido un punto focal de los intereses estratégicos de Estados Unidos, desde intentos de compra en el siglo XIX hasta su uso militar durante la Segunda Guerra Mundial. El interés por Groenlandia ha resurgido con una fuerte retórica de dominación, liderada por Donald Trump, quien ha expresado su deseo de controlar la isla por motivos de seguridad nacional.
La relación entre Estados Unidos y Groenlandia comenzó en el siglo XIX y se intensificó durante la Guerra Fría, destacando las ofertas no oficiales por la compra de la isla. En años recientes, el tema de la soberanía ha cobrado vida, especialmente tras ofertas de compra que fueron rechazadas por el gobierno groenlandés, subrayando su derecho a la autodeterminación en un contexto de creciente atención internacional hacia el Ártico.
El actual contexto geopolítico ha añadido complejidad a la situación, con el calentamiento global abriendo nuevas rutas marítimas. La designación de un enviado especial por parte de Trump ha generado reacciones de apoyo a la soberanía groenlandesa, reforzando el compromiso del líder groenlandés con su identidad cultural y el derecho de su pueblo a decidir su propio futuro.
La relación entre Estados Unidos y Groenlandia comenzó en el siglo XIX y se intensificó durante la Guerra Fría, destacando las ofertas no oficiales por la compra de la isla. En años recientes, el tema de la soberanía ha cobrado vida, especialmente tras ofertas de compra que fueron rechazadas por el gobierno groenlandés, subrayando su derecho a la autodeterminación en un contexto de creciente atención internacional hacia el Ártico.
El actual contexto geopolítico ha añadido complejidad a la situación, con el calentamiento global abriendo nuevas rutas marítimas. La designación de un enviado especial por parte de Trump ha generado reacciones de apoyo a la soberanía groenlandesa, reforzando el compromiso del líder groenlandés con su identidad cultural y el derecho de su pueblo a decidir su propio futuro.