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España se opone a aumentar su gasto en defensa al 5% mientras se discute el futuro de la cooperación internacional

A pocos días de la cumbre de la OTAN, se intensifican las tensiones sobre el presupuesto militar en un contexto mundial crítico.

Publicado: 19 de junio de 2025, 12:48

En un momento en que el gasto militar se convierte en una prioridad para muchos países, España se mantiene firme en su postura de no incrementar su inversión en defensa más allá del 2% del PIB. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha reafirmado su rechazo en una carta dirigida al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, argumentando que comprometerse a un aumento del gasto militar al 5% sería irrazonable y contraproducente. Esta decisión, en el contexto de las presiones de la OTAN, se da frente a una creciente discusión mundial sobre la asistencia humanitaria y la ayuda al desarrollo. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha manifestado que se debe buscar un enfoque equilibrado que no comprometa el gasto social o ambiental del país.

La reunión de representantes de más de 150 países en Sevilla para debatir el futuro de la cooperación internacional se ve amenazada por el creciente militarismo. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), se ha recomendado que el presupuesto de la Unión Europea debe aumentar al menos un 50% para poder hacer frente a los gastos relacionados con la defensa y la transición energética, además de que el uso de cláusulas de escape para apoyar el aumento del gasto en defensa de los Estados miembros debería restringirse a su fase inicial. Con países que priorizan el aumento del gasto en defensa, se está reduciendo la financiación de la ayuda humanitaria, lo que ha ocasionado un aumento en las muertes por enfermedades como el VIH/sida y tuberculosis. Sin embargo, algunas voces, como las de Carlos Alvarado y Aminata Touré, abogan por un enfoque más orientado a la cooperación y desarrollo sostenible, argumentando que invertir en paz es más beneficioso que aumentar la carga militar.

Este debate sobre el gasto en defensa también está intrínsecamente ligado a tensiones geopolíticas, incluyendo crisis en Oriente Medio y Ucrania. A pesar de la presión por incrementar el gasto militar, críticas indican que esto podría desviar la atención y los recursos de problemas urgentes como el cambio climático y la pobreza global, además de que el FMI ha advertido que en el futuro, la presión sobre el gasto público podría ascender hasta un 4,4% del PIB en 2050, afectando a la estabilidad fiscal de muchos países. Aunque una mayor inversión en defensa podría significar oportunidades para ciertas industrias, críticos señalan que esto podría desviar la atención y los recursos de problemas urgentes como el cambio climático y la pobreza global.