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El Tribunal Penal Internacional condena a Ali Kushayb a 20 años de prisión por crímenes de guerra en Darfur
La sentencia marca un precedente judicial en la persecución de crímenes de lesa humanidad cometidos durante el conflicto en Sudán.
Publicado: 10 de diciembre de 2025, 16:35
Este martes, el Tribunal Penal Internacional (TPI) ha sancionado a Ali Muhammad Ali Abd al Rahman, conocido como Ali Kushayb, con 20 años de prisión por su responsabilidad en 27 cargos de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad cometidos en Darfur entre 2003 y 2004. Esta condena es significativa, ya que representa la primera sentencia relacionada con la violencia bajo el régimen de Omar al Bashir.
Kushayb, de 76 años, estaba vinculado a atrocidades que incluyen asesinatos, violaciones, torturas y desplazamientos forzados. Durante la audiencia, los jueces revisaron los crímenes, señalando que estos actos reflejaron una excesiva crueldad y motivaciones discriminatorias contra las comunidades no árabes de Darfur. Esta condena establece un importante precedente en el ámbito del derecho internacional por ser la primera vez que se atribuye responsabilidad penal por persecución basada específicamente en el género.
Además, se permitió que más de 1.500 víctimas participaran en el proceso judicial, lo que resalta el enfoque del TPI en garantizar que las voces de quienes han sufrido a causa de estos crímenes sean escuchadas. La sentencia representa un acto de justicia para las víctimas y un mensaje global sobre la impunidad y la importancia de recordar el impacto humano detrás de la violencia en conflictos armados.
Kushayb, de 76 años, estaba vinculado a atrocidades que incluyen asesinatos, violaciones, torturas y desplazamientos forzados. Durante la audiencia, los jueces revisaron los crímenes, señalando que estos actos reflejaron una excesiva crueldad y motivaciones discriminatorias contra las comunidades no árabes de Darfur. Esta condena establece un importante precedente en el ámbito del derecho internacional por ser la primera vez que se atribuye responsabilidad penal por persecución basada específicamente en el género.
Además, se permitió que más de 1.500 víctimas participaran en el proceso judicial, lo que resalta el enfoque del TPI en garantizar que las voces de quienes han sufrido a causa de estos crímenes sean escuchadas. La sentencia representa un acto de justicia para las víctimas y un mensaje global sobre la impunidad y la importancia de recordar el impacto humano detrás de la violencia en conflictos armados.