Progresista 0%Conservador 100%
El Papa León XIV llama a una Iglesia al servicio del Reino de Dios y promueve una distribución justa de la riqueza
Durante el Jubileo de las Misiones, el pontífice destacó la necesidad de elegir entre la justicia divina y el apego al dinero.
Publicado: 4 de octubre de 2025, 11:56
El Papa León XIV presidió una significativa audiencia jubilar en la Plaza de San Pedro, donde habló de la esperanza y el compromiso hacia una Iglesia que sirva al Reino de Dios, más que a las riquezas materiales. Este evento tuvo lugar en un contexto donde se celebra el Jubileo de las Misiones, una época dedicada a la reflexión sobre la fe y la vida en comunidad.
Durante su discurso, el pontífice enfatizó la necesidad de una "distribución diversa de la riqueza", un mensaje que resonó profundamente entre los miles de peregrinos presentes. León XIV subrayó que el mundo cambia si las personas deciden cambiar, y que la peregrinación hacia la esperanza se inicia con la elección consciente entre la justicia y la injusticia, entre Dios y el dinero.
El Papa concluyó su catequesis con un llamado a la oración por los jóvenes y una Iglesia que no se rinda ante la tentación del dinero ni a sí misma, sino que permanezca al servicio del Reino de Dios y de su justicia. Este enfoque esperanzador es un recordatorio de que la verdadera riqueza reside en la fe y en la capacidad de compartir lo que se tiene con aquellos que más lo necesitan.
Durante su discurso, el pontífice enfatizó la necesidad de una "distribución diversa de la riqueza", un mensaje que resonó profundamente entre los miles de peregrinos presentes. León XIV subrayó que el mundo cambia si las personas deciden cambiar, y que la peregrinación hacia la esperanza se inicia con la elección consciente entre la justicia y la injusticia, entre Dios y el dinero.
El Papa concluyó su catequesis con un llamado a la oración por los jóvenes y una Iglesia que no se rinda ante la tentación del dinero ni a sí misma, sino que permanezca al servicio del Reino de Dios y de su justicia. Este enfoque esperanzador es un recordatorio de que la verdadera riqueza reside en la fe y en la capacidad de compartir lo que se tiene con aquellos que más lo necesitan.