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El mar Mediterráneo se convierte en Área de Control de Emisiones para reducir la contaminación
A partir del 1 de mayo, los buques deben utilizar combustibles con un contenido de azufre inferior al 0,10% para navegar en sus aguas.
Publicado: 1 de mayo de 2025, 10:54
Desde el 1 de mayo de 2025, el mar Mediterráneo ha sido oficialmente designado como un Área de Control de Emisiones (ECA, por sus siglas en inglés) para reducir la contaminación atmosférica provocada por el transporte marítimo, exigiendo que los buques utilicen combustibles con un contenido de azufre no superior al 0,10%. Esta regulación, aprobada por la Organización Marítima Internacional (OMI) en diciembre de 2022, tiene como objetivo reducir las emisiones en una de las rutas marítimas más transitadas, pudiendo evitar hasta 6,000 muertes prematuras al año.
La normativa es crucial debido al alto tráfico en el Mediterráneo, que representa alrededor del 30% del comercio marítimo global. Se estima que la implementación de estas restricciones podría resultar en una reducción de hasta 8.5 millones de toneladas de emisiones anualmente. Los buques deben utilizar combustibles alternativos o instalar sistemas de limpieza de gases de escape, mientras que fuera de las ECA, el límite de contenido de azufre en el combustible se incrementa hasta el 0.5%.
La regulación no solo tiene implicaciones ambientales, sino también de salud pública debido a los efectos adversos de los óxidos de azufre. Sin embargo, persisten preocupaciones sobre otros tipos de contaminación y el uso de motores diésel antiguos por parte de embarcaciones turísticas, lo que complica la transición hacia un sector más sostenible.
La normativa es crucial debido al alto tráfico en el Mediterráneo, que representa alrededor del 30% del comercio marítimo global. Se estima que la implementación de estas restricciones podría resultar en una reducción de hasta 8.5 millones de toneladas de emisiones anualmente. Los buques deben utilizar combustibles alternativos o instalar sistemas de limpieza de gases de escape, mientras que fuera de las ECA, el límite de contenido de azufre en el combustible se incrementa hasta el 0.5%.
La regulación no solo tiene implicaciones ambientales, sino también de salud pública debido a los efectos adversos de los óxidos de azufre. Sin embargo, persisten preocupaciones sobre otros tipos de contaminación y el uso de motores diésel antiguos por parte de embarcaciones turísticas, lo que complica la transición hacia un sector más sostenible.