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El exgobernador Alfredo Díaz muere en prisión en Venezuela, lo que eleva las denuncias sobre la represión del régimen de Maduro
La ONG Foro Penal y el gobierno de Estados Unidos condenan las condiciones de detención del opositor fallecido
Publicado: 8 de diciembre de 2025, 13:26
La muerte del exgobernador y preso político venezolano Alfredo Díaz, ocurrida el pasado 6 de diciembre de 2025, ha desatado una ola de condenas tanto a nivel nacional como internacional. Díaz se encontraba bajo custodia en un centro considerado un lugar de tortura por el régimen de Nicolás Maduro y había estado aislado durante su encarcelamiento, recibiendo escaso contacto con el exterior. Las denuncias sobre las condiciones de su detención plantean un alto grado de responsabilidad del Estado por la salud de sus prisioneros.
El partido opositor Voluntad Popular, al cual pertenecía Díaz, afirmó que su muerte se debió a un infarto fulminante y lo enmarcó dentro de un patrón de represión sistemática contra opositores. La ONG Foro Penal exigió una investigación objetiva, subrayando que su muerte podría ser considerada potencialmente ilícita. La esposa de Díaz, Leynys Malavé, también cuestionó si su esposo había sido asesinado, reflejando el clima de temor y desconfianza en torno a su situación.
El gobierno de Estados Unidos caracterizó la muerte de Díaz como un recordatorio de la naturaleza vil del régimen de Maduro y condenó las condiciones de detención, resaltando que ya son siete los presos políticos que han fallecido desde las elecciones de 2024. Este evento se inscribe en un contexto más amplio de creciente represión en Venezuela, evidenciando violaciones de derechos humanos y una crisis política sostenida.
El partido opositor Voluntad Popular, al cual pertenecía Díaz, afirmó que su muerte se debió a un infarto fulminante y lo enmarcó dentro de un patrón de represión sistemática contra opositores. La ONG Foro Penal exigió una investigación objetiva, subrayando que su muerte podría ser considerada potencialmente ilícita. La esposa de Díaz, Leynys Malavé, también cuestionó si su esposo había sido asesinado, reflejando el clima de temor y desconfianza en torno a su situación.
El gobierno de Estados Unidos caracterizó la muerte de Díaz como un recordatorio de la naturaleza vil del régimen de Maduro y condenó las condiciones de detención, resaltando que ya son siete los presos políticos que han fallecido desde las elecciones de 2024. Este evento se inscribe en un contexto más amplio de creciente represión en Venezuela, evidenciando violaciones de derechos humanos y una crisis política sostenida.