Progresista 23.8%Conservador 76.2%
El eje Rusia-China y su impacto en el orden mundial desafían la supremacía de Estados Unidos.
Las recientes alianzas entre Rusia y China muestran un frente estratégico que pone en jaque la influencia estadounidense en el ámbito global.
Publicado: 31 de diciembre de 2025, 12:59
Las relaciones entre Rusia y China se están consolidando a un ritmo acelerado, lo que plantea preocupaciones sobre la influencia de Estados Unidos a nivel global. El Kremlin ha intentado atraer a Estados Unidos hacia una cooperación económica, pero esta estrategia se enfrenta a la desconfianza basada en experiencias pasadas que fracasaron en los años 90. Muchos expertos sostienen que es poco probable que el Kremlin cambie su conducta por la llegada de capital estadounidense.
A su vez, la relación estratégica entre Xi Jinping y Vladimir Putin ha demostrado ser sólida, desarrollando un frente común para desafiar la hegemonía de Estados Unidos en el mundo. Las alianzas entre ambas potencias se evidencian en proyectos conjuntos y ejercicios militares, así como en acuerdos comerciales que han incrementado sus intercambios a niveles récord, lo que no solo asegura el suministro energético chino, sino que también alivia las presiones económicas sobre Moscú.
Este fortalecimiento de relaciones representa un desafío para Estados Unidos no solo en el ámbito económico y militar, sino que también amenaza la cohesión de las alianzas tradicionales de Occidente. A medida que la situación geopolítica evoluciona, el gobierno de Estados Unidos se ve en la necesidad de reconsiderar sus estrategias de seguridad nacional y relaciones diplomáticas para enfrentar eficazmente esta nueva realidad global.
A su vez, la relación estratégica entre Xi Jinping y Vladimir Putin ha demostrado ser sólida, desarrollando un frente común para desafiar la hegemonía de Estados Unidos en el mundo. Las alianzas entre ambas potencias se evidencian en proyectos conjuntos y ejercicios militares, así como en acuerdos comerciales que han incrementado sus intercambios a niveles récord, lo que no solo asegura el suministro energético chino, sino que también alivia las presiones económicas sobre Moscú.
Este fortalecimiento de relaciones representa un desafío para Estados Unidos no solo en el ámbito económico y militar, sino que también amenaza la cohesión de las alianzas tradicionales de Occidente. A medida que la situación geopolítica evoluciona, el gobierno de Estados Unidos se ve en la necesidad de reconsiderar sus estrategias de seguridad nacional y relaciones diplomáticas para enfrentar eficazmente esta nueva realidad global.