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El atentado en Bogotá pone de relieve la persecución política de exiliados venezolanos y el riesgo al que están expuestos.
Los ataques sufridos por activistas en Colombia evidencian la influencia del régimen de Maduro más allá de las fronteras venezolanas.
Publicado: 19 de octubre de 2025, 11:40
El reciente atentado en Bogotá contra los activistas venezolanos Luis Peche y Yendri Velásquez ha encendido alarmas a nivel internacional. Estos hombres, que huyeron de Venezuela buscando asilo tras sufrir persecución política del régimen de Nicolás Maduro, fueron atacados a tiros en la capital colombiana. Este hecho evidencia un patrón de violencia transnacional dirigido a disidentes, convirtiendo el exilio en un entorno peligroso.
El ataque se produjo el 16 de octubre de 2025, y la situación de seguridad para los exiliados venezolanos ha cambiado drásticamente. Organizaciones de derechos humanos han señalado que la violencia contra opositores al régimen de Maduro no solo se intensifica dentro de Venezuela, sino también en países donde se encuentran exiliados. La Fundación Juntos Se puede ha recibido intimidaciones, reflejando un clima de temor creciente entre la comunidad venezolana en Bogotá, que ya representa el 20% de la diáspora en Colombia.
El ataque no es un hecho aislado; expertos advierten que regímenes autoritarios han mejorado tácticas de represión que cruzan fronteras, lo que plantea serias preocupaciones sobre la protección de los que buscan asilo. Las autoridades colombianas, junto con organizaciones internacionales, están siendo instadas a fortalecer la protección de estos defensores y a investigar el atentado, mientras que líderes internacionales subrayan la importancia de actuar contra las dictaduras que persiguen a sus opositores fuera de sus territorios.
El ataque se produjo el 16 de octubre de 2025, y la situación de seguridad para los exiliados venezolanos ha cambiado drásticamente. Organizaciones de derechos humanos han señalado que la violencia contra opositores al régimen de Maduro no solo se intensifica dentro de Venezuela, sino también en países donde se encuentran exiliados. La Fundación Juntos Se puede ha recibido intimidaciones, reflejando un clima de temor creciente entre la comunidad venezolana en Bogotá, que ya representa el 20% de la diáspora en Colombia.
El ataque no es un hecho aislado; expertos advierten que regímenes autoritarios han mejorado tácticas de represión que cruzan fronteras, lo que plantea serias preocupaciones sobre la protección de los que buscan asilo. Las autoridades colombianas, junto con organizaciones internacionales, están siendo instadas a fortalecer la protección de estos defensores y a investigar el atentado, mientras que líderes internacionales subrayan la importancia de actuar contra las dictaduras que persiguen a sus opositores fuera de sus territorios.