Progresista 71.8%Conservador 28.2%
Catherine Connolly se convierte en la primera presidenta izquierdista de Irlanda, marcando un cambio en el panorama político del país.
La exabogada, apoyada por el Sinn Féin, promete representar a todos los irlandeses mientras critica fuertemente a la OTAN y a Israel.
Publicado: 25 de octubre de 2025, 18:49
Catherine Connolly ha sido elegida nueva presidenta de Irlanda, convirtiéndose en la primera mujer de izquierda en ocupar este cargo, con un apoyo del 63,36% de los votos en la última elección, superando ampliamente a su rival Heather Humphreys, quien obtuvo el 29,46%. Su victoria representa un cambio radical en el paisaje político irlandés, dejando atrás una coalición de centroderecha dañada por el desencanto del electorado con los partidos tradicionales.
Connolly, respaldada por el Sinn Féin, ha prometido abordar problemas urgentes como la crisis de la vivienda y el costo de vida. Su crítica hacia la militarización de la Unión Europea y el conflicto en Gaza ha generado discusiones polarizadas en el país. La presidenta electa ha denunciado el "genocidio" que sufre la población en Gaza por parte de Israel y ha planificado un viaje a Palestina para expresar su apoyo a la población. Aunque el rol del presidente es mayormente ceremonial, Connolly se propone ser una voz para todos los irlandeses, buscando construir puentes en un entorno político polarizado.
La participación electoral fue mayor de lo esperado, alcanzando aproximadamente el 45,8%, lo que refleja un creciente interés hacia alternativas políticas a las opciones tradicionales. Connolly se prepara para una ceremonia oficial de toma de posesión en noviembre, mientras los ciudadanos esperan si cumplirá con sus promesas de cambio y renovación. En su primer discurso, Connolly afirmó: "Seré una presidenta que escucha, reflexiona y habla cuando es necesario". También subrayó que su presidencia se basaría en una política de neutralidad y en la lucha contra el cambio climático.
Por su parte, Humphreys, de Fine Gael, reconoció su derrota y ha felicitado a Connolly, expresando su deseo de que sea "una presidenta para todos los irlandeses", aunque algunos sectores la critican como una figura radical en cuestión de política exterior. Connolly, de 68 años, ha sido descrita como un símbolo de cambio por los jóvenes, y su estrategia electoral marcó un uso innovador de las redes sociales para atraer al votante más joven. A pesar de las críticas, muchos confían en que su presidencia representará una nueva era en la política irlandesa.
Connolly, respaldada por el Sinn Féin, ha prometido abordar problemas urgentes como la crisis de la vivienda y el costo de vida. Su crítica hacia la militarización de la Unión Europea y el conflicto en Gaza ha generado discusiones polarizadas en el país. La presidenta electa ha denunciado el "genocidio" que sufre la población en Gaza por parte de Israel y ha planificado un viaje a Palestina para expresar su apoyo a la población. Aunque el rol del presidente es mayormente ceremonial, Connolly se propone ser una voz para todos los irlandeses, buscando construir puentes en un entorno político polarizado.
La participación electoral fue mayor de lo esperado, alcanzando aproximadamente el 45,8%, lo que refleja un creciente interés hacia alternativas políticas a las opciones tradicionales. Connolly se prepara para una ceremonia oficial de toma de posesión en noviembre, mientras los ciudadanos esperan si cumplirá con sus promesas de cambio y renovación. En su primer discurso, Connolly afirmó: "Seré una presidenta que escucha, reflexiona y habla cuando es necesario". También subrayó que su presidencia se basaría en una política de neutralidad y en la lucha contra el cambio climático.
Por su parte, Humphreys, de Fine Gael, reconoció su derrota y ha felicitado a Connolly, expresando su deseo de que sea "una presidenta para todos los irlandeses", aunque algunos sectores la critican como una figura radical en cuestión de política exterior. Connolly, de 68 años, ha sido descrita como un símbolo de cambio por los jóvenes, y su estrategia electoral marcó un uso innovador de las redes sociales para atraer al votante más joven. A pesar de las críticas, muchos confían en que su presidencia representará una nueva era en la política irlandesa.