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Avances en el caso del asesinato de la zapatera de Sabadell tras 18 años de investigación sin resolver
La investigación se reabre con nuevas pruebas que apuntan a un antiguo sospechoso, un fontanero de 78 años.
Publicado: 27 de noviembre de 2025, 13:20
El asesinato de Ana María Millán, dependienta de una zapatería en Sabadell, sigue causando conmoción 18 años después de su trágica muerte. La Unidad Central de Homicidios de los Mossos d'Esquadra ha reabierto el caso tras la aparición de nuevas pruebas que apuntan a un fontanero de 78 años como principal sospechoso. Este hombre, que ya había sido investigado en 2019, compareció nuevamente ante el juzgado de instrucción número 5 de Sabadell, donde quedó en libertad con cargos.
El asesinato tuvo lugar el 28 de febrero de 2007, cuando la víctima fue hallada en la trastienda de la tienda. Las primeras indagaciones apuntaron a un robo que había salido mal, aunque se ha considerado la posibilidad de un intento de agresión sexual. Los avances en la investigación se han visto impulsados por un análisis químico que reveló residuos característicos del trabajo de fontanería en la ropa del sospechoso y de la víctima, además de un ticket con huellas dactilares que refuerzan su vinculación con la escena del crimen.
El Juzgado ha ordenado la recogida de muestras de ADN, a pesar de la pérdida de las originales, para cotejarlas con el del sospechoso. El caso es emblemático por el tiempo transcurrido y las nuevas técnicas de análisis que mantienen viva la esperanza de justicia para la familia de la víctima casi dos décadas después.
El asesinato tuvo lugar el 28 de febrero de 2007, cuando la víctima fue hallada en la trastienda de la tienda. Las primeras indagaciones apuntaron a un robo que había salido mal, aunque se ha considerado la posibilidad de un intento de agresión sexual. Los avances en la investigación se han visto impulsados por un análisis químico que reveló residuos característicos del trabajo de fontanería en la ropa del sospechoso y de la víctima, además de un ticket con huellas dactilares que refuerzan su vinculación con la escena del crimen.
El Juzgado ha ordenado la recogida de muestras de ADN, a pesar de la pérdida de las originales, para cotejarlas con el del sospechoso. El caso es emblemático por el tiempo transcurrido y las nuevas técnicas de análisis que mantienen viva la esperanza de justicia para la familia de la víctima casi dos décadas después.