Progresista 100%Conservador 0%
Asesinato de trabajadora social en O Porriño revela graves fallos en la protección frente al acoso laboral
La víctima había denunciado acoso y su empresa la obligó a acudir al domicilio del agresor el día de su muerte.
Publicado: 30 de julio de 2025, 19:23
El asesinato de Teresa de Jesús González, una trabajadora social de 48 años, en O Porriño, Pontevedra, ha desatado una ola de indignación y ha puesto de relieve las deficiencias en la protección de los trabajadores del sector de la ayuda a domicilio. Teresa fue asesinada por el marido de una usuaria a la que atendía. El crimen ocurrió el 29 de julio, un día después de que la víctima denunciara acoso por parte de su agresor.
El sindicato CIG ha informado que Teresa había solicitado no volver a ese domicilio debido a la situación de acoso que padecía, pero su empresa, Aralia, la obligó a acudir al hogar del hombre que posteriormente la mató. Ese día, a las 8:28 horas, Teresa llamó a su empresa para comunicar su renuncia al servicio, pero al ser obligada a trabajar, fue brutalmente asesinada al llegar al domicilio.
La respuesta de Aralia ha sido criticada, ya que afirmaron que conocían la situación de acoso el mismo día del crimen, pero no actuaron. La indignación en O Porriño ha crecido, con protestas y llamados a cambiar la legislación para garantizar la seguridad de los trabajadores del cuidado. La muerte de Teresa no debe ser en vano, y se exige que este caso sirva como un punto de inflexión para implementar protocolos reales que garanticen la seguridad de quienes realizan este tipo de trabajo.
El sindicato CIG ha informado que Teresa había solicitado no volver a ese domicilio debido a la situación de acoso que padecía, pero su empresa, Aralia, la obligó a acudir al hogar del hombre que posteriormente la mató. Ese día, a las 8:28 horas, Teresa llamó a su empresa para comunicar su renuncia al servicio, pero al ser obligada a trabajar, fue brutalmente asesinada al llegar al domicilio.
La respuesta de Aralia ha sido criticada, ya que afirmaron que conocían la situación de acoso el mismo día del crimen, pero no actuaron. La indignación en O Porriño ha crecido, con protestas y llamados a cambiar la legislación para garantizar la seguridad de los trabajadores del cuidado. La muerte de Teresa no debe ser en vano, y se exige que este caso sirva como un punto de inflexión para implementar protocolos reales que garanticen la seguridad de quienes realizan este tipo de trabajo.