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Artista chileno presenta esculturas satíricas de políticos en el Museo de Cera de Madrid para denunciar la pasividad ante el genocidio en Gaza
Nicolás Miranda expone figuras de Ayuso, Almeida y Abascal como ratas, y Netanyahu como Chucky en una acción efímera.
Publicado: 9 de octubre de 2025, 19:29
Este martes, el Museo de Cera de Madrid se convirtió en escenario de una intervención artística efímera del escultor chileno Nicolás Miranda. Durante unos 20 minutos, figuras grotescas de varios políticos españoles y de otros países fueron expuestas sin el consentimiento del museo, generando un gran revuelo mediático y en redes sociales.
Las esculturas mostraban a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida; y al líder de Vox, Santiago Abascal, transformados en roedores, posicionados a los pies de una figura de Benjamin Netanyahu, que aparecía vestido como el muñeco diabólico Chucky. Además, el presidente argentino Javier Milei fue representado como un perro salchicha. A través de esta obra, Miranda busca lanzar una crítica a la pasividad de líderes políticos frente al genocidio en Gaza.
La dirección del Museo de Cera de Madrid se ha distanciado de la intervención, subrayando que el escultor actuó sin “consentimiento ni coordinación” con la institución. En un comunicado, el museo dejó claro que no avala ni se responsabiliza del contenido simbólico o político de la obra, reafirmando su compromiso de mantener un espacio cultural que no esté ligado a manifestaciones partidistas o controversias geopolíticas.
Las esculturas mostraban a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida; y al líder de Vox, Santiago Abascal, transformados en roedores, posicionados a los pies de una figura de Benjamin Netanyahu, que aparecía vestido como el muñeco diabólico Chucky. Además, el presidente argentino Javier Milei fue representado como un perro salchicha. A través de esta obra, Miranda busca lanzar una crítica a la pasividad de líderes políticos frente al genocidio en Gaza.
La dirección del Museo de Cera de Madrid se ha distanciado de la intervención, subrayando que el escultor actuó sin “consentimiento ni coordinación” con la institución. En un comunicado, el museo dejó claro que no avala ni se responsabiliza del contenido simbólico o político de la obra, reafirmando su compromiso de mantener un espacio cultural que no esté ligado a manifestaciones partidistas o controversias geopolíticas.