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Argentina y Brasil ofrecen visiones opuestas sobre el histórico acuerdo comercial entre Mercosur y la Unión Europea a días de su firma

La cumbre en Foz do Iguaçu, convocada para el 20 de diciembre, está rodeada de incertidumbre sobre su respaldo europeo

Publicado: 15 de diciembre de 2025, 03:47

El acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), que ha estado en negociaciones durante 25 años, se encuentra en un momento crítico a medida que se aproxima la fecha de firma programada para el 20 de diciembre en Foz do Iguaçu, Brasil. Sin embargo, en recientes declaraciones, Francia ha solicitado que se aplace la firma del acuerdo, planteando la necesidad de más negociaciones para asegurar las medidas de protección de la agricultura europea. Este pacto promueve avances significativos en la relación comercial entre el bloque sudamericano y Europa, aunque revela divisiones dentro de los países involucrados, especialmente entre Argentina y Brasil.

El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva apoya firmemente el acuerdo, considerándolo fundamental para el desarrollo económico de Brasil, mientras que Argentina se muestra escéptica, creando tensiones entre ambos países. La UE también enfrenta reservas por parte de varios líderes nacionales, en particular el primer ministro francés, Sébastien Lecornu, quien ha declarado que “en su forma actual, el tratado no es aceptable” y enfatiza la necesidad de que las normas aplicadas en la UE se extiendan también a los países socios. Según Lecornu, Francia exige condiciones específicas como cláusulas de salvaguardia sólidas y comparativas que garanticen la igualdad en el tratamiento de productos europeos y sudamericanos.

La cumbre del 20 de diciembre no solo simboliza la firma del acuerdo, sino que es clave para entender las complejidades políticas y comerciales que podrían redefinir las relaciones entre Europa y América del Sur en los próximos años. Sin embargo, la falta de consenso podría llevar a que la firma del acuerdo se posponga, según lo expresado por el primer ministro francés, especialmente en un contexto donde los agricultores franceses están movilizados contra el acuerdo por temores relacionados con la competencia desleal. Para que el acuerdo sea ratificado, necesita el respaldo unánime y un apoyo crítico que represente al menos el 35% de la población europea, lo que añade más presión a la situación.